Franco Armani no solo se ha convertido en un emblema de River Plate dentro del campo de juego, sino que también ha construido una sólida vida familiar fuera de él. El arquero santafesino, pieza clave en la conquista de la Copa Libertadores 2018 y en múltiples títulos con el club de Núñez, ha encontrado en Daniela Rendón un sostén fundamental en su vida. Su historia de amor comenzó hace más de una década en Colombia y, con el tiempo, se consolidó con la llegada de su hijo Valentino, quien hoy es el gran motor de la familia.
Franco Armani llegó a Colombia en 2010 para sumarse a Atlético Nacional, equipo en el que vivió grandes momentos y se convirtió en ídolo. Fue en ese país donde conoció a Daniela Rendón, una modelo y abogada con quien comenzó una relación en 2011. En aquel entonces, el arquero aún no se había consolidado como titular en el equipo de Medellín, pero poco a poco su carrera comenzó a despegar, al igual que su relación con Daniela.
Luego de varios años juntos, en julio de 2015 decidieron formalizar su amor y pasaron por el altar. La pareja disfrutó de su etapa en Colombia, donde el arquero se convirtió en una figura indiscutida del fútbol sudamericano. Sin embargo, en 2018, el destino los llevó a Argentina, cuando Armani decidió aceptar la propuesta de River Plate y se convirtió en una pieza fundamental del equipo que alcanzó la gloria en la histórica final de la Copa Libertadores frente a Boca Juniors en Madrid.
El amor entre Franco y Daniela no solo se afianzó con su matrimonio, sino que en marzo de 2021 recibieron una de las noticias más importantes de sus vidas: el nacimiento de su primer hijo, Valentino. La llegada del pequeño llenó de felicidad a la pareja y se convirtió en el centro de su vida.
Hoy, a casi tres años de su nacimiento, Valentino crece rodeado de amor y disfruta de su infancia entre juegos y viajes inolvidables. A través de las redes sociales de su madre, se pueden ver postales de su día a día, desde momentos de diversión en casa hasta aventuras en lugares como Disney. Además, el pequeño ya asiste a la escuela, un paso importante en su crecimiento que Daniela y Franco comparten con orgullo.