El viernes pasado se vivió un verdadero escándalo en el Chateau Libertador entre Mauro Icardi y Wanda Nara. Él había pasado a buscar a sus hijas por el colegio, pero como las nenas estaban con sus mascotas, él las llevó para que las dejen con Wanda. Al no bajar, el subió a buscarlas, y se armó todo lo ya conocido.
Antes las especulaciones, Nara dio su versión de los hechos. A través de sus redes sociales, Ángel de Brito dio a conocer el escrito que presentó. “La situación era desesperante. Una pesadilla transformada en realidad durante la cual la policía trataba de ‘negociar’ con el padre que depusiera su actitud con relación a las niñas”, arrancó.
“Luego de la insistencia de todos los presentes -más de unas 10 personas-, Icardi se movilizó afuera del ascensor y colocó a la niña en el suelo diciéndole ‘te quedás acá’ y se dispuso a llamar a una de sus abogadas quien también se presentó en el lugar”, siguió.
A continuación, indicó que una mujer policía tomó a Isabella de la mano mientras otro compañero suyo intentaba dialogar con Mauro. “Fue en oportunidad en que un policía de los presentes le dijo: ‘Vos me caes bien. Yo te voy a ayudar’. Ese efectivo fue quien, además, le dijo que se retirara del lugar al momento de firmar el acta policial”.
Por otro lado, siempre según el escrito presentado, Elba Marcovecchio dialogó con Mauro, “pero no logró bajar su beligerancia”. Y subrayó: “La pesadilla concluyó cuando el personal policial puso a resguardo a la niña, quien posteriormente ingresó a la vivienda. Luego se labró el acta que hizo que Icardi saliera huyendo”.
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En otra parte del escrito, contó que las nenas llegaron a la propiedad llorando, cada una con una mascota en sus manos. “No logré entender qué pasaba hasta que Francesca, que también lloraba, me explicó que su papá no quería a sus mascotas. Les dijo: ‘No se hagan las vivas’, y les dijo que sus perritos era unos perritos de mierda. Según explicó, estaba asustada porque tenía que bajar rápido porque sino su papá se iba a enojar”.
Sobre el cierre del escrito, contó que Francesca se metió sola a la propiedad y que Isabella, a upa de su papá, le pedía a ella que la agarrara. “Yo no podía por la intervención quirúrgica que me hice. Nadie quería agarrar a Isabella para evitar la escalada del conflicto. Su padre la cargaba sin dejarla en el piso. No obstante, le expliqué que me dejara consolarlas y que se iría con las niñas. Su respuesta siempre fue negativa”.