Pronto
  • Actualidad
  • Moda
  • Cocina
  • Salud
  • Horóscopo
  • Televisión
  • Internacionales
  • México
  • Home
  • Actualidad
  • Moda
  • Cocina
  • Salud
  • Horóscopo
  • Televisión
  • Internacionales
  • México
UN GRANDE
  • Espectáculos

Diez años sin Gerardo Sofovich, el hombre exitoso con fama de irascible pero que se definía como un tierno

Creador de innumerables éxitos tanto en cine como en teatro y televisión partió hace una década. El recuerdo de un hombre que fue un distinto y que marcó un tiempo que ya no volverá.

Por Susana Elena Ceballos
Escrito en ESPECTÁCULOS el 8/3/2025 · 00:10 hs
Comparta este artículo

Gerardo Sofovich fue uno de los hombres más famosos pero también de los más polémicos personajes de espectáculos de nuestro país. Creador de innumerables sucesos, fue aplastado por la crítica, pero mimado siempre por el éxito. Tan temperamental como talentoso, tan prolífico como reservado dejó un legado que a diez años de su partida, todavía sigue vigente.

Podría interesarte

Gerardo Sofovich

Gerardo Andrés Sofovich nació hace casi un siglo, un 18 de marzo de 1937. De Manuel, su padre contaba que “era un gran tipo, un periodista, autor teatral, escritor. A los 29 años, en 1929, ya figuraba en una enciclopedia internacional con 10 o 12 líneas contando su obra. En su época no había televisión pero llegó a ser uno de los autores de teatro más populares de su época con 70 obras estrenadas”. Su padre murió en el ’60 “dejándonos solo diez pesos para el velorio pero ni un peso de deuda”, pero para Gerardo lo más importante fue “haber heredado su talento y una línea de conducta”. A su madre, Regina la describía como “la clásica idische mame. Compañera a muerte de mi padre y pegada a sus hijos”.

Un joven Gerardo, su hermano Hugo y Carmen Morales 

Ese hijo tan cuidado vivió una gran tragedia que no le gustaba recordar. Cuando tenía seis años, lo atropelló un tranvía y tuvieron que amputarle una pierna.  El cuerpo se le destrozó pero la vida no. “Después del accidente fui el mejor nadador de GEBA. Corría competencias y nadaba en velocidad. Si te pasó, te pasó. ¿Qué vas a hacer? ¿Te vas a entregar?”.

Y no se entregó. Siempre le gustó el mundo del espectáculo, pero decidió estudiar arquitectura. Le faltaban solo seis finales para recibirse cuando su padre falleció. Como había que parar la olla, dejó la carrera pensando que iba a dar los finales libres y recibirse, pero entró al mundo de la televisión. Su vida cambió y él cambió la pantalla.

Gerardo y Hugo Sofovich

Junto a su hermano Hugo idearon programas que se convirtieron en cita obligada. Operación Ja-Já, La noche del domingo, Polémica en el bar (con figuras como Fidel Pintos, Alberto Olmedo, Javier Portales, Jorge Porcel, Julio de Grazia, Vicente La Russa, Mario Sánchez, Adolfo García Grau, Mario Sapag, Rolo Puente y Juan Carlos Altavista) y La Peluquería de Don Mateo, se transformaron en clásicos.

Jugando al truco con Susana Giménez, Rolo Puente, Ricardo Darín (de espaldas) y Calabró mirrando. 

Del rol de productor pasó al de conductor. Comenzó con el programa periodístico Las dos campanas, después vino el magazine A la manera de Sofovich y su gran consagración en La noche del domingo que empezó como un ciclo reportajes y terminó siendo un programa de entretenimientos que duró… 18 años. “Había trabajado en varios programas de entretenimientos con conductores que me costaba un triunfo que transmitieran lo que yo quería. Entonces pensé ‘para qué me voy a molestar, lo digo directamente y me ahorro el intermediario’”, explicaba su decisión.

El cine tampoco le fue ajeno. Fue el autor de clásicos de la comedia picaresca como Los caballeros de la cama redonda, Las minas de Salomón Rey, Me sobra un marido y Camarero nocturno en Mar del Plata, donde se dio el gusto de actuar. Su fórmula era tan sencilla como eficaz: los dos capocómicos más populares -Olmedo y Porcel- jugaban con el doble sentido con las mujeres más lindas del momento, Susana y Moria. Los críticos lo destrozaban pero el se cansó de batir récords de venta de entradas.

Como un verdadero rey Midas que todo lo que tocaba en el espectáculo lo convertía en oro, también triunfo en el teatro. Llegó a tener tres obras en simultáneo en la calle Corrientes. La más famosa fue El champán las pone mimosas. Se estrenó en la década del 80 con Rolo Puente y Luisa Albinoni. Volvió en 2007 se animó a lo que fue un gran acto de transgresión: puso a Flor de la V como capocómica. Versátil ese mismo año estrenó Varieté para María Elena, un elogiado espectáculo dedicado al universo de la inigualable María Elena Walsh.

Cumbre de conductores: Juan Alberto Badía, Juan Alberto Mateyko, el Ruso Sofovich, Fernando Bravo y Juan Carlos Mareco

En los últimos años, se reinventó como jurado, tanto para el Bailando por un sueño de ShowMatch como en Los 8 escalones. En el reality de Marcelo Tinelli lo presentaban con la música de El padrino y jugaba el rol de personaje de malvado, que atemorizaba a los participantes con certeras pero temibles devoluciones. En el ciclo de Guido Kaczka, sorprendió a todos cuando demostró que sabía y mucho de casi todos los temas. Por eso se ganó una ovación el día que reveló que nunca había escuchado el clásico infantil El payaso plin plin.

Junto al tano Ranni y Calabró, con quien popularizó el Contra 

Lejos de la vida pública, el hombre privado contaba que tenía pocos amigos “el que dice que tiene muchos o miente o es un tonto muy mediocre”. Le sobraban los dedos de una mano para nombrarlos: Rolo Puente, Pepe Parada y los doctores Acevedo y Cahe, que además era su médico personal.

Sofovich junto a Sandro

Muchos  que trabajaron con él aseguran que era un hombre tan talentoso como irascible. Juan Carlos Altavista, en la época de Minguito lo apodaba “el ruso malino”. Sofovich sostenía que aunque tenía la imagen de duro era un tierno. “Soy un duro exigiéndome a mí y a los demás. Los elijo por su capacidad, les exijo de acuerdo a lo que pueden dar y puedo hacerlo, porque pago mejor que muchos”. No se definía obsesivo pero sí perfeccionista. Si le decían que era un hombre poderoso se limitaba a aclarar que “el poder no sirve más que para hacer lo que no le gusta. El otro poder, no me interesa”.

En el 2008, Flor de la V se casó de manera simbólica con Pablo Goycochea y Gerardo Sofovich ofició de padrino.  

Se definía como un adicto al trabajo y admitía que “el juego es mi desenchufe”. Era muy chico cuando acompañaba a su padre a mesas de póker con amigos y llegó a apostar compulsivamente. Cuando se dio cuenta se dijo “por cinco años no juego al truco ni por diez pesos”. Y lo cumplió. Dejó de rifar fortunas, jugaba solamente en el verano o en alguna escapada a Las Vegas

Aunque muchos envidiaban su éxito aseguraba que no era fácil ser él. “Es difícil y grato al mismo tiempo. De alguna manera, la popularidad, no quiero decir la fama, tiene un sabor agridulce. Es lo que buscaste pero perdés intimidad. Desde el comienzo de mi carrera lo que quise no fue la popularidad sino el éxito, y el éxito acarrea popularidad”.

Gerardo, Carmen y Gustavo, apenas un nene 

Estuvo casado entre 1965 y 1995 con Carmen Morales, con quien tuvo a su único hijo, Gustavo. Cuando se separaron siguieron siendo amigos tanto que el departamento de la actriz quedaba junto a las oficinas del productor. “Carmen fue una mujer que amé, que adoro y cuando nos separamos después de 30 años de matrimonio seguimos teniéndonos mucho cariño”, reconocía en una entrevista en PRONTO.

Gustavo junto a sus padres, Gerardo y Carmen

Su segundo matrimonio fue entre 2009 y 2011 con Sofía Oleksak. En junio de 2004 le preguntaron qué porcentaje de los amoríos que se le atribuían eran verdad y contestó “Con el 10% sería una vida sentimental muy intensa”. Sobre si amó y fue amado aseguró que “como todos entregué y me entregaron. No es fácil enamorarse. Puede haber un deslumbramiento, pero el amor verdadero se da pocas veces. Algunos no lo experimentan nunca, no es mi caso.  Me puedo considerar afortunado”.

El 1 de marzo de 2015 fue su última aparición en la televisión. Murió el 8 de marzo de 2015 en Buenos Aires víctima de una hemorragia digestiva. Vivió 77 años, 55 de ellos vinculado al mundo del espectáculo. Cuando le preguntaban en medio de alguno de sus innumerables éxitos si estaba agrandado respondía con una humorada: “Yo no estoy agrandado. Soy grande”. Errado no estaba.

Temas

gerardo sofovich aniversario muerte
Mas Noticias
Prohibida la reproducción y utilización, total o parcial, de los contenidos en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo su mera reproducción y/o puesta a disposición con fines comerciales, directa o indirectamente lucrativos. 2025
Desarrollado por