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Choly Berreteaga, la creadora de la cocina fácil para la mujer moderna y su gran secreto que pocos sabían

Mucho antes de que Damián Betular, Germán Martitegui, Narda Lepes o Maru Botana se transformaran en las grandes estrellas de la cocina, esta mujer atrajo multitudes con sus recetas fáciles, prácticas y ricas.

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La vida de Choly Berreteaga comenzó cuando nadie la buscaba. “Mi mamá decía siempre que fui la hija de la menopausia. Ella vomitaba y vomitaba. Mi papá le decía: ‘La vesícula, Alfonsa, la vesícula’. Fueron al médico y mi mamá decía que casi se cae de la camilla cuando le dijo: ‘No, señora usted está embarazada’. Así y con humor María Esther Brañeiro, su verdadero nombre, contaba su llegada allá por el 9 de octubre de 1934. Fue una nena mimada pero también sufrida porque su papá falleció cuando ella era chica.

A fines de la década del 40 la familia se instaló en Castelar. "Tuve neumonía, hace 70 años no había penicilina, ni nada. Fue el médico que me recomendó para curarme, Córdoba o Castelar. Mi mamá alquiló esta casa y después con el tiempo la compró. Mi mamá quería estar dos años y volver a Capital, pero nos gustó y nos quedamos", contába sobre esa decisión. 

La vida transcurría tranquila en Castelar. Choly como la conocían todos se enamoró de un vasco trabajador, Tiago Berreteaga y tomó su apellido. En un momento su esposo, que había peleado en la Guerra Civil española, se enfermó de los huesos. Fueron de médico en médico y hasta se mudaron por un tiempo a Mar del Plata pero no mejoró. Durante años había tenido un negocio de repuestos en Constitución y lo tuvo que dejar. Las necesidades apremiaban y Choly dijo “Voy a trabajar”.

Comenzó a dar clases particulares de francés y después como profesora de cocina en lo que eran antes las escuelas profesionales que funcionaban dentro de las escuelas primarias. “Hoy me alegro de que me haya pasado todo aquello porque hasta ese momento había vivido una vida regalada. Había sido la hija menor, muy mimada por mamá y mis hermanos. Lo que pasó me volvió los pies a la tierra”, afirmaba en una entrevista de la revista Sophia.

Sus alumnos estaban encantados con esa profesora que enseñaba recetas para cocinar y para vivir. "Cocinar es un acto de amor, porque uno lo hace pensando en el otro", les repetía. Una sobrina la incentivó a escribir una carta a Buenas tardes, mucho gusto, el programa de la televisión para el hogar. Al ciclo iba quien sabía enseñar algo, médicos, jardineros, señoras que tejían, cocineros y ella mandó una carta para participar de la sección “Hoy colabora usted”

Al poco tiempo Blanca Cotta, otra cocinera y motor del programa, la hizo llamar por su secretaria y le pidió que llevara recetas. “Tenía unos nervios. Me acuerdo de que era un día de lluvia y el paraguas se me cayó veinte veces. ‘Blanca va a pensar que soy una tonta’, pensaba yo. Le mostré las recetas y una le gustó mucho. Se llamaba “Pizonda”, que era un pan italiano riquísimo, con panceta, jamón y mucho queso”, recordó en una nota en Página 12.  

El primer día al aire Doña Petrona, que era la gran estrella de la cocina, le dijo: "No se asuste, m'hija". Y Choly no se asustó. Debutó en vivo y en directo y sin una equivocación.  Asombrados con la novata, desconocían que había ensayado, palabra por palabra, delante de un espejo y viendo los tres minutos en un reloj grande. "¿Usted, señora, estuvo alguna vez en televisión?” le preguntó el director y ella le respondió “No, pero doy clases”. Era 1963 y estaría en televisión casi cincuenta años.

Doña Petrona y Choly Berreteaga (Castelar digital)

La gente quedó fascinada con esa cocinera que entregaba recetas prácticas, fáciles y económicas. “Era lo que hacía en mi casa y llevarlas a la televisión fue, en su momento, mi forma de ayudar a las mujeres que recién entonces salían a trabajar", explicaba. Choly hablaba el mismo lenguaje de las personas que la miraban. En medio de una preparación compartía anécdotas cotidianas de su marido, de sus hijos o hablaba de los libros que le gustaban. Si se caía algún cucharón o una preparación no salía perfecta, miraba a cámara y decía sonriendo: "Soy humana. A usted también le pasa, señora, ¿no?".

Choly en acción (Instagram Utilísima fans)

De sus múltiples aventuras le encantaba recordar la vez que fue a dar clases a Rusia en la época de la Perestroika. A la periodista Luciana Peker en Las 12, le contó cómo fue ese viaje “Yo trabajaba para una empresa muy grande y me dijeron que llevara a una ayudante. Fui con mi sobrina-hija Alicia. Unos días antes mi esposo me estaba esperando con mi nieto, lo agarré a upa, fui a cerrar un portón pero se desprendió y se me cayó en el pie. Salté, porque si no al nene lo hubiera matado. Se me rompió el pie. Fui a Rusia enyesada, pero como no me dejaban viajar con el yeso, viajé con cinta de embalar y un pie roto. Yo dije: “No me pierdo el viaje ni loca”. Fue lo que más me impactó de todos mis viajes”.

Uno de sus lemas era “la cocina se puede simplificar y por eso escribió Cocina fácil para la mujer moderna, recetas de elaboración sencilla, con ingredientes simples de conseguir y sin demasiado tiempo de preparación. “Cuando escribí “Cocina Fácil”, mi hija se estaba por casar. Y yo pensé en ella. Ese libro tuvo éxito porque antes de poner, como en todos los libros de cocina, yo pensé en capítulos que le sirvieron a la mujer, por ejemplo: Con lo que tiene en la heladera, Cuando llegan invitados sorpresa. Todos esos capítulos los fui llenando con las recetas que venían bien al tema”, reveló. El libro tuvo una aceptación fabulosa y fue un éxito editorial que superó el millón y medio de ejemplares vendidos. En total Choly publicó 52 libros con recetas.

Su gran éxito editorial
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Choly cocinaba en cámara pero a los amigos les compartía un secreto. De la cocina diaria se ocupaba Tibu, su marido. “la verdad yo no podía, no estaba tampoco. El vasco cocinaba como los dioses. Además era un hombre al que le gustaba atender a su familia. Cuando yo llegaba tenía el mantelito puesto para que comiera y atendía a sus hijos y nietos, con locura”.

Su temperamento alegre y su personalidad honesta ("Jamás preparo un plato en la tele que no haya probado yo antes", aseguraba), la hizo querida por todos. Fue amiga de las dos grandes estrellas de la cocina de la época: Blanca Cotta y Petrona Gandulfo. Lejos de mirar con desconfianza a los cocineros jóvenes le gustaba compartir programas con ellos. “La adoro a Narda Lepes. Yo estoy grabando mis cincuenta años en la televisión, mi despedida, con mucha alegría y con amigos de mi programa Cocina fácil. Es un placer para mí estar con gente joven. Es un placer vivir”, decía en el 2013.

Rodeada de nuevos talentos culinarios (Instagram Utilísima fans)

Su receta para la vida tenía ingredientes muy sencillos. “Primero no criticar, ser amplia y generosa con la vida, día a día. Y disfrutar todos los días que te podés levantar, que te podés manejar sola, ser generoso consigo mismo”. Humilde y alejada del ego repetía:  “Nunca me creí nada. Fui una cocinera y soy una cocinera. Mi gran mérito fue que me abrieran la puerta. Y siempre le digo a la gente joven, si me quiere escuchar: una tiene que ser muy respetuosa en televisión porque la gente te abre la puerta y vos entrás en su casa. Una tiene que ser respetuosa del lenguaje, saber hablar bien, utilizar buenos términos, saber expresarse”. muy agradecida a Dios o a quien fuera que me ha dado la oportunidad de vivir, de trabajar, de hacer lo que me gusta, de conocer tanta gente, de viajar con mi familia. He trabajado mucho pero he disfrutado. 

Hasta sus últimas días repetía que estaba “muy agradecida a Dios o a quien fuera que me ha dado la oportunidad de vivir, de trabajar, de hacer lo que me gusta, de conocer tanta gente, de viajar con mi familia. He trabajado mucho pero he disfrutado”. Choly falleció el 26 de diciembre de 2018 a los 91 años. Seguro que partió con una sonrisa segura de haber aplicado su mejor receta. Esa que indica “disfrutar de las cosas más simples, porque las pequeñas cosas son las que hacen la vida"