En el universo de los hijos de famosos, hay quienes eligen seguir el mismo camino que sus padres en el mundo del espectáculo, otros que optan por el bajo perfil y también están aquellos que sorprenden con giros rotundos en sus vidas. Este es el caso de María Agostina Alarcón Medina, la hija menor del actor Pablo Alarcón y la actriz y conductora Claribel Medina, quien decidió comenzar desde cero fuera del país y hasta se cambió de nombre: hoy se hace llamar Maia Marabotto.
A sus 31 años, Maia reside en Miami, Estados Unidos, donde decidió establecerse tras un viaje que inicialmente era solo por vacaciones. “Nunca había venido a los Estados Unidos. Y el año pasado, de un día para otro, decidí venir con mi mamá. En principio le dije que me quería quedar un mes. Y a la semana cambié el pasaje”, relató en una entrevista reciente. Aquella decisión espontánea se transformó en una nueva vida lejos de la Argentina y del foco mediático que alguna vez la tuvo como figura en el Cantando 2020, certamen en el que participó junto a su madre.
Con el paso del tiempo y buscando adaptarse a su nuevo entorno, María Agostina se convirtió en Maia. “¡Hasta el nombre me cambió! A los americanos les costaba pronunciar ‘Agostina’ y decidí cambiármelo. ¡Ahora me llamo Maia!”, contó entre risas. Además, eligió el apellido Marabotto, que corresponde al nombre real de su padre, dejando atrás, por el momento, la herencia mediática del apellido Alarcón.
Desde su llegada a Miami, Maia no perdió el tiempo. “Aterricé y conseguí trabajo el primer día que llegué”, afirmó. Gracias a la ciudadanía estadounidense que heredó por parte de su madre –nacida en Puerto Rico– pudo establecerse legalmente en el país y desde entonces ha desempeñado múltiples roles: trabajó en espectáculos, fiestas privadas, obras de teatro y actualmente se destaca como bartender y bailarina en el famoso Mango’s Tropical Café, un icónico bar ubicado en Miami Beach.
Aunque mantiene una relación cercana con su familia, Claribel Medina confesó haber quedado impactada por la repentina decisión de su hija: “Ella se impactó porque me vine con una valijita de mano, con un par de zapatillas, dos bombachas y cuatro remeras, como para unas vacaciones con mi familia. Así que me quedé con absolutamente nada. Minimalista”, recordó Maia, entre risas.
La joven artista también tuvo palabras de aliento para quienes, como ella, piensan en migrar en busca de nuevas oportunidades: “Mi conclusión es que el sueño americano sí existe. En seis meses desde que estoy acá y ya me compré un auto, ahora estoy proyectando mudarme sola. También hubo una transición de cambios de trabajo. Ahora estoy en un lugar que me gusta, aprendiendo un oficio, está bueno”.