La historia de Alina, la hija menor del periodista Rolando Graña y la productora Giselle Krüger, es una de esas que conjugan ternura, dolor y esperanza. Nacida en julio de 2018, fruto de una relación consolidada por el amor y luego por el matrimonio, la pequeña ha estado presente en la vida pública de sus padres solo de manera esporádica. Mientras Graña comparte muy pocas imágenes junto a su hija en redes —generalmente de espaldas o sin mostrar su rostro—, Giselle sí ha publicado algunas postales donde se ve cuánto ha crecido la niña y lo feliz que es.
Hoy, con casi siete años, Alina cursa primer grado de la escuela primaria, luego de haber completado el jardín en 2024. Sin embargo, su corta vida ya ha estado marcada por un episodio que dejó huella en la familia: en enero de este año, Giselle Krüger reveló públicamente que su hija atravesó una delicada situación de salud, que puso a todos en vilo y evidenció la vulnerabilidad que puede surgir en un abrir y cerrar de ojos.
En una publicación que realizó en sus redes sociales, Giselle relató con total honestidad y sensibilidad el momento más difícil que vivieron como padres. “Me hubiera gustado no compartir esta experiencia, pero ustedes saben que sólo creo en la comunicación como servicio”, escribió con crudeza. La razón de su exposición fue el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH), una enfermedad que, aunque poco frecuente, puede ser devastadora. Afecta el sistema urinario, destruye glóbulos rojos y reduce las plaquetas. Sin un diagnóstico y tratamiento rápido, puede ser mortal, especialmente en niños.
Según contó Giselle, todo comenzó con síntomas que muchas veces no se asocian de inmediato con algo grave: dolores abdominales y diarrea con sangre. A partir de ahí, se inició una carrera contra el tiempo. Alina fue internada durante varias semanas y los días se tornaron eternos para sus padres, quienes vivieron la angustia de no saber si su hija saldría adelante.
Durante ese proceso, la productora televisiva decidió que debía compartir lo que estaban viviendo. No para buscar empatía, sino para alertar a otras familias. "La comunicación como servicio", dijo, entendiendo que su historia podía ayudar a que otros padres reaccionaran a tiempo frente a los primeros signos de la enfermedad.
Hoy, afortunadamente, Alina se encuentra recuperada y continúa su crecimiento con la alegría y energía propias de su edad. Aunque el recuerdo de aquellos días permanece fresco, la familia se aferra a la gratitud por haber salido adelante. En las fotos actuales, se la puede ver junto a sus padres, riendo, jugando, disfrutando de paseos al aire libre, de la escuela y de los pequeños placeres de la infancia.
Rolando Graña, que también es padre de Cordelia y Adolfina —de su anterior relación con Cielo Latini—, ha mantenido a lo largo de los años una postura muy reservada respecto a su vida familiar. Aun así, en sus contadas publicaciones sobre Alina se percibe un profundo amor y una devoción total. “Es el centro de nuestras vidas”, habría dicho en una ocasión cercana a su cumpleaños, cuando reveló que la niña cumplía años en julio, misma fecha en la que celebraban su aniversario de casados.