A los 12 años, Mónica Villa descubrió que quería ser actriz y desde ese momento se lanzó a ese maravilloso y a veces complejo oficio que es la actuación. Repasando su trayectoria quizá no tuvo todo lo que quiso pero si quiso todo lo que tuvo. En cada uno de sus papeles otorgó actuaciones memorables. Su Susana Musicardi en "Esperando la carroza" pasó a la categoría de inolvidable, lo mismo que su enfermera en "Darse cuenta". En "Los especiales de Doria" desparramaba talento, por su aparición en "Los simuladores" la nominaron a Mejor Actriz y por Martillo de "Chiquititas" todavía la saludan en la calle. Con su ego siempre domado pero la pasión por hacer intacta, Villa vuelve a dejar por un rato la interpretación para regresar a la dirección en la comedia de Denise Despeyroux, "La tentación de vivir".
-Volvés con "La tentación de vivir" ¿Por qué?
-Vuelvo porque fue decisión de todo el grupo. El año pasado trabajamos toda la temporada y en los últimos tres meses y medio del año, a sala llena, repleta, se agotaban las entradas ni bien salían a la venta. Entonces dijimos, 'bueno, sigamos el año próximo' y seguimos.
-¿Qué de nuevo o diferente pueden encontrar los que ya vieron la obra?
-Siempre el teatro es diferente. Una función no es igual a la otra. Los que ya vieron la obra y quieren volver a verla, van a ver que en la primera vez no escucharon todos los textos o se les perdieron algunos chistes. Siempre la segunda vez que uno ve un espectáculo lo ve mejor y lo disfruta más.
-Sin adelantar mucho ¿Qué cuenta "La tentación de vivir"?
-Es una comedia joven, fresca, inteligente, que nos cuenta breves momentos en la historia de diez personajes cuyas vidas se van entrelazando. Tiene una estructura muy dinámica porque no sigue un desarrollo lineal. Está armada como una especie de rompecabezas donde las piezas son móviles, se superponen, se pierden, se mezclan, y siempre con muy buen ritmo de comedia. Entonces el espectador va de una escena a la otra sin saber de qué se trata, ni cuál es el argumento, ni cómo va a terminar, hasta que de pronto se empieza a armar el rompecabezas, y entendés, y disfrutás y te desmayás, porque es graciosa y tiene situaciones desopilantes. Son diez seres grises en una ciudad gris, como son todas las ciudades, pero la autora les enciende una luz, les pone un color y ellos se dejan tentar por lo que les ofrece la vida y, bueno, encuentran su momento de felicidad.
-Transmitís mucho entusiasmo cuando hablás de ella...
-Es que se trata una comedia muy positiva, te infunde ganas de vivir, te llena de esperanzas, es como que hay un lugar para cada uno de nosotros. La cuestión es dejarse tentar y lanzarse a buscar y a ocupar ese lugar. Es una obra hermosa. A mí, cada función que veo, por más que la conozco de memoria, me emociona, me conmueve y me transmite alegría de vivir..
-Seguís en tu rol de directora ¿no te tienta protagonizarla?
-Sigo en mi rol de directora, no hay ningún personaje como para mí, es más, era demasiado dirigir y actuar para mí en ese momento, el año pasado. Este año, como ahora el teatro nos pide seguir dos fines de semana más, y vamos a seguir, una de las actrices no puede porque ya tenía otro contrato firmado, entonces su rol lo voy a cubrir yo. Los dos sábados del mes de junio los voy a cubrir yo si quieren venir.
-¿Te gustaría llevarla al circuito de calle Corrientes?
La estamos presentando en el espacio Callejón, en Humahuaca 3759, los sábados a las 16.30. Es un horario fantástico, a la gente le encanta porque aprovechan la tarde del sábado y después quedan libres o para ir a cenar afuera los que tienen dinero para hacerlo o para cenar en sus casas los que están más justos de presupuesto. Es divino. y no sé si me gustaría llevarla al circuito de la calle Corrientes tal vez al paseo La Plaza o al Teatro Picadero es como que son dos espacios que se ajustan a la impronta de la obra. Me gustaría, y estamos en eso, estamos en tratativas, para ver si podemos hacer una pequeña gira.
-Sí o sí hay que preguntar por los 40 años de Esperando la carroza. ¿Qué recordás de esa experiencia?
Los 40 años de Esperando a la Carroza son un hito en la historia del cine argentino. Recuerdo un montón de cosas de la filmación de Esperando a la Carroza. Y sobre todo recuerdo el talento de Alejandro Doria para dirigir actores. Lo extraño muchísimo.
-¿Prepararon algún reencuentro especial?
Se hizo un una conferencia de prensa y después conferencia de prensa y evento en el Teatro San Martín, auspiciado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Eso fue, la verdad, un orgullo y fue una multitud. Fue maravilloso, fue muy emotivo, muy conmovedor. Hermoso.
-¿Con cuáles de los compañeros del elenco te quedó amistad?
-Amistad en general no... las tengo aparte de la profesión, las amistades, pero sí volví a trabajar varias veces con Betiana, nos llevamos muy bien trabajando. Me encantaría volver a trabajar con Brandoni por supuesto y también compartí con Andrea Tenuta que está viviendo viviendo en España, con quien siempre me llevé muy bien y trabajé muy bien.
-¿Con qué proyectos estás ahora?
-Ahora estoy dedicada a seguir con "La tentación de vivir". La dirección no se acaba cuando estrenás la obra. Seguís trabajando, seguís haciendo muchas cosas para la obra cuando hacés teatro en cooperativa, y eso me consume mucho tiempo. Eso, las clases de teatro que doy en Vicente López, y bueno, otras cosas más, estudio, preparación mía, y ya con eso tengo bastante. Y sí, estoy leyendo buscando mi próximo material.
("La tentación de vivir" se presenta en el Espacio Callejón en Humahuaca 3759. Sábado - 16:30 hs - Hasta el 31/05/2025)