El proceso judicial por la muerte de Diego Maradona sumó un nuevo capítulo esta semana, no solo por las revelaciones sobre el lugar donde falleció el ídolo máximo del fútbol argentino, sino también por la designación de un nuevo tribunal que deberá llevar adelante el juicio desde cero, luego de que el proceso anterior fuera anulado. Las condiciones en las que vivía Maradona en la casa del lote 45 en el country San Andrés, en Tigre, vuelven a cobrar relevancia, a medida que se reactivan las audiencias y se definen responsabilidades clave.
Aquel 25 de noviembre de 2020, la vivienda de dos pisos se convirtió en una escena histórica. Maradona murió en la planta baja, en un espacio acondicionado de apuro como habitación, que en realidad era un playroom. “No era una habitación en sí misma, sino que le habían puesto una puerta corrediza”, explicó Jana Maradona, una de las hijas del Diez. La falta de privacidad, la cercanía con la cocina y la escasa infraestructura médica en el ambiente donde descansaba fueron señaladas como falencias clave por la parte acusatoria. Incluso el abogado Fernando Burlando presentó una maqueta del lugar que se utiliza como referencia visual en cada audiencia.
La vivienda estaba ubicada al fondo del predio, a unos 700 metros de la entrada del barrio, lo que dificultaba el acceso en caso de una emergencia. “No vi aparatología ni algo médico (en ese cuarto). Solo el cosito del oxígeno, para decir algo. Tampoco vi ambulancia”, relató Jana. La joven también confirmó que en su momento se había sugerido tener una ambulancia en las inmediaciones, pero que nunca estuvo presente por “no molestar a Diego”.
El baño con ducha estaba en la planta alta, inaccesible para Maradona por la falta de barandas en la escalera. Su aseo, entonces, se realizaba en un pequeño toilett de la planta baja, a más de 11 metros de su cama. Esa distancia, sumada a las condiciones físicas del exfutbolista, complejaba aún más su cotidianeidad. La cocina, descripta como “bastante chica”, y un living completaban el modesto entorno donde pasó sus últimos días, acompañado por su cocinera, su sobrino y el equipo médico.
En paralelo a las discusiones sobre las condiciones de vida del Diez, el juicio por su fallecimiento se reactivó con nuevos protagonistas. Luego de que se anulara el proceso anterior tras el escándalo por el documental protagonizado por la jueza Julieta Makintach, un sorteo manual con bolillero designó al nuevo tribunal que deberá juzgar a los imputados.
Los jueces Roberto Gaig y Alejandro Lago, del Tribunal Oral en lo Criminal N° 7 de San Isidro, y Alberto Ortolani, del TOC N°1, serán los encargados de llevar adelante el proceso. La jueza María Coelho quedó excluida del sorteo por estar al frente del debate por jurados populares que tiene como acusada a la enfermera Dahiana Gisela Madrid, también involucrada en el caso Maradona.