En una charla íntima con La Nación, María Julia Oliván habló sobre su red de contención más cercana y destacó el rol fundamental que cumple su marido, Ariel, a quien describió como un compañero incondicional, optimista y de bajo perfil. “Él se ríe de todo, acompaña todo lo que yo hago, pero no es de ir al frente ni de averiguar”, explicó la periodista.
Con ternura y humor, relató cómo ahora que su hijo Antonio creció, padre e hijo formaron un vínculo muy fuerte: “Me echan a mí, yo hice todo el laburo y ahora papá es el genio”, bromeó. Ariel, que también trabajó en televisión, colabora desde las sombras como un productor más: sugiere invitados para Border y celebra los logros de María Julia con alegría genuina.
Durante la pandemia, Oliván atravesó momentos duros de encierro, depresión y agotamiento, mientras lidiaba con una rutina estricta, el trabajo remoto y la crianza de su hijo. En ese contexto, el apoyo de su pareja fue vital: “Él es aceptación pura de todo”, expresó.
Para Oliván, el equilibrio de su vida se sostiene sobre ese trabajo en equipo, la empatía compartida y la vocación por ayudar a otros padres que, como ella, enfrentan desafíos constantes en el acompañamiento a sus hijos.