Lo que empezó como un flechazo en una bailanta del conurbano terminó transformándose en una de las historias de amor más intensas –y mediáticas– del fútbol argentino. Carlos Tevez y Vanesa Mansilla se conocieron en 1997, cuando ambos apenas eran adolescentes. Él tenía 13 años y comenzaba a soñar con una carrera profesional en Boca Juniors; ella, también de trece, tenía una personalidad fuerte y no dudó en mirarlo hasta que él no pudo ignorarla más.
El lugar del primer cruce fue Tropitango, el mítico boliche de General Pacheco por donde pasaron desde Riquelme hasta el Kun Agüero. Según recordó el propio Tevez, "cuando Vanesa llegó, yo estaba bailando con una rubia. Ella se puso cerca y no paraba de mirarme. Me ponía incómodo porque no me sacaba los ojos de encima y yo tenía que disimular". Ese juego de miradas duró media hora, hasta que se acercaron y empezaron a hablar. Fue el inicio de una historia que, con sus altibajos, terminaría en altar.
Crecieron juntos en barrios humildes y, con el correr de los años, la vida los llevó a recorrer el mundo. San Pablo, Londres, Manchester, Turín, Shanghái. En cada destino donde jugó el Apache, Vanesa estuvo a su lado. Sin embargo, el camino no fue lineal. La pareja atravesó infidelidades, distancias y separaciones que se hicieron públicas y que pusieron su amor a prueba más de una vez.
En 2005, cuando Vanesa estaba embarazada de su primera hija, Florencia, Carlitos mantenía un romance con Natalia Fassi mientras jugaba en Corinthians. Poco después de que naciera la niña, el jugador dejó esa relación y volvió con su familia. Parecía que la historia se reencaminaba, pero cinco años después, en Manchester, la situación se repitió: mientras esperaba a su segunda hija, Katie, Vanesa se enteró de que el futbolista salía con la modelo Mariana Paesani.
La ruptura fue inmediata. Vanesa regresó sola a la Argentina y Tevez, instalado en Europa, comenzó a ser vinculado con distintas mujeres. Pero fue su relación con Brenda Asnicar la que más ruido hizo. Estuvieron casi un año juntos, hasta que el jugador comprendió –según sus propias palabras– que su verdadero amor era Vanesa. "Me porté muy mal con ella por culpa de la fama y mi juventud. Por eso hoy quiero buscar la forma de conquistarla de nuevo, pero me la está haciendo very difficult", reconoció en una recordada entrevista con Susana Giménez.
Esa misma noche, mientras él hablaba en el living, Vanesa estaba detrás de cámaras. Susana la invitó a salir en pantalla y ella se negó. "Vino a hablar de él. Yo soy popular, tengo códigos", sentenció, en referencia a la visita previa de Asnicar. Fue un momento incómodo, pero también el inicio de una reconciliación que, esta vez, fue definitiva.
En 2014 nació Lito Jr., el tercer hijo del matrimonio. Y en 2016, con Carlitos nuevamente en Boca y ya instalado en Argentina, llegó el broche de oro: la boda. Frente a amigos, familiares y medios, el Apache le propuso casamiento con un emotivo discurso: "Estabas parada frente a mí y no me equivoqué. Sos mi mejor jugada, mi mejor campeonato y el mejor gol que hice en mi vida". Con los ojos llenos de lágrimas, Vanesa dijo que sí.
A más de 28 años de ese primer baile, la historia de Carlos Tevez y Vanesa Mansilla es la de un amor que resistió todo: la fama, los errores y los reencuentros. Una historia que no se construyó solo con palabras, sino con decisiones difíciles, perdones verdaderos y una familia que eligió seguir adelante.