Gloria Carrá se caracteriza por su talento, su bajo perfil y una vida personal que, aunque muchas veces intentó mantener en la intimidad, terminó en el centro de la escena. En una reciente entrevista, la actriz decidió hablar con franqueza sobre los vínculos más importantes de su vida: los padres de sus hijas. Con palabras serenas, pero firmes, relató sus experiencias con Mariano Torres —padre de Ángela— y Luciano Cáceres —padre de Amelia—, marcadas por momentos de dolor, desafíos económicos y, también, aprendizajes profundos.
El primer gran amor de Gloria Carrá fue Mariano Torres, hermano del cantante Diego Torres. De esa relación nació Ángela, su hija mayor. Aunque no hubo escándalos mediáticos, tampoco reinó la armonía. “No estaba bien esa relación. Económicamente crié sola a mi hija. Siempre muy sola”, admitió. Recordó que, tras dar a luz, debió volver a trabajar al mes y hasta tuvo que pedir dinero prestado a un amigo para salir adelante. Pese a lo difícil del momento, evitó exponer la situación públicamente: “En ese momento no me animaba a hablar”.
La historia con Luciano Cáceres fue distinta, aunque tampoco exenta de conflictos. Se conocieron trabajando y, tras un reencuentro artístico, nació una historia intensa. En menos de un año se casaron y, con los años, compartieron escenarios, proyectos y la llegada de su hija Amelia. Durante mucho tiempo fueron una pareja muy cercana también en lo profesional. Sin embargo, la ruptura fue abrupta: “Él se fue de un día para el otro de mi casa y no me dio explicaciones. Habíamos tenido una discusión y se fue, así nomás”.
El final de esa relación incluyó una disputa judicial por cuestiones económicas, pero también un acuerdo tácito por el bienestar de su hija. A pesar de los problemas, Gloria Carrá siempre reconoció el rol de Cáceres como padre. “Tenemos otro tema, que es el tema judicial, que todavía no se soluciona, pero después en la crianza de nuestra hija coincidimos”, explicó. Incluso compartieron la fiesta de 15 de Amelia y lograron mantener una relación cordial por ella.
La actriz también reflexionó sobre cómo el amor puede nublar ciertos aspectos prácticos. Recordó haber puesto bienes a nombre de su exmarido sin pensar en las consecuencias: “Cuando estás en pareja no pensás que lo que estás haciendo hoy te puede perjudicar el día de mañana”. A pesar de todo, no guarda rencores: “Le deseo lo mejor porque es el padre de mi hija”.
Con el paso de los años, Gloria Carrá ha aprendido a mirar hacia atrás con una mezcla de honestidad y paz. Asegura que la maternidad la transformó y que, aunque cometió errores, hoy puede ver con claridad cada etapa vivida. “Tanto con Ángela como con Amelia aprendí muchísimo y sigo aprendiendo”, concluyó, dejando en claro que, más allá de los conflictos, su mayor orgullo son sus hijas y la mujer en la que se ha convertido.