Para muchos la fase de Luna Menguante se caracteriza por aumentar nuestras distracciones, por lo que se escapan detalles y se nos dificulta el trabajo que exija máxima concentración al hemisferio izquierdo del cerebro, encargado del razonamiento, el espacio-tiempo y las matemáticas.
Pero la Luna Menguante, a cambio de esta ligera baja de concentración, nos regala un repunte de la intuición, para escuchar la verdadera voz interior sin miedo. Nos preparamos para la Luna Nueva que será como despertar del letargo, incluso tu subconsciente te estará enviando mensajes a través de sueños vívidos, ideas que llegan como un flash y corazonadas.
También, como es una Luna que se está achicando, es el momento de desprenderse de cosas, abandonar malos hábitos de conducta, limpiar espacios, hacer desintoxicaciones, cerrar asuntos pendientes luego de una revisión y hacer rituales que impliquen alejar, soltar y limpiar.
Como nuestra energía decrece con la luna, sería un buen momento para pasar más tiempo en el hogar y de paso, al tiempo que aclaramos y liberamos espacios, limpiamos nuestro cuerpo. Para ello lo más aconsejable es comer frutas y verduras, crudas y cocidas, en poca cantidad y con frecuencia. En el cuidado personal, es un gran momento la luna menguante para cortar las puntas del pelo ( los cortes hechos en Luna Menguante duran más tiempo, además) lo mismo con uñas de manos y pies. Para la depilación es ideal porque retardará el crecimiento del vello.
En las relaciones personales, la Luna que es la madre de las emociones en su fase menguante nos ayuda a deshacer confusiones y malos entendidos, a corregir errores, a terminar con conflictos, hacer las paces, perdonar y también decir adiós. Lo más importante, no por magia sino por tu propio bien, es agradecer siempre lo vivido, tratar de dejar el corazón liviano, sin rencor.