En las últimas horas, Britney Spears volvió a generar preocupación entre sus 42 millones de seguidores al publicar un mensaje inquietante en Instagram donde escribió “brain damage happened to me” (“me sucedió daño cerebral”). Poco después, la publicación fue eliminada, pero el impacto ya estaba instalado.
En su post, la cantante rememoró los años más oscuros bajo la tutela legal que controló su vida durante más de una década. Según ella, aquella experiencia fue tan intensa y traumática que dejó marcas físicas y psicológicas profundas. “Me siento como si me quitaran las alas”, escribió, haciendo alusión al personaje de Maleficent para expresar la pérdida de poder y autonomía.
En su escrito, la cantante expresó que sus videos bailando son una forma de recuperar “sus alas” tras sufrir daño cerebral que la dejó sin poder moverse por varios meses. “Siento la lógica y consciencia en mi cuerpo como uno que fue cien por ciento asesinado y destruido, no pude bailar ni moverme durante 5 meses... De todos modos, sé que mi publicación y el baile parecía una tontería, pero me hizo recordar cómo volar...”, contó.
Si bien no dio detalles de la razón de su lesión cerebral, agradeció sentirse recuperada: “Yo sí siento que me quitaron las alas y el daño cerebral me pasó hace mucho tiempo 100 por ciento... Por supuesto, he superado ese momento difícil de mi vida y estoy bendecida de estar viva...”.
El posteo fue eliminado luego de unas horas y se produjo justo cuando su exesposo, Kevin Federline, acaba de lanzar su libro You Thought You Knew, donde aparecen revelaciones sobre su relación, su crianza y episodios conflictivos del pasado. La coincidencia en los tiempos no pasó desapercibida. Desde su entorno, sus representantes criticaron el libro y acusaron a Federline de sacarle provecho al dolor, justo cuando los pagos de manutención ya concluyeron. Britney enfatizó que lo que más le importa hoy son sus hijos: Sean Preston y Jayden James.
Esta confesión borrada volvió a reavivar el debate sobre la justicia, la tutela, la salud mental y los límites que deben respetarse en la vida privada, incluso para estrellas tan públicas como Britney.