Los 750 años de la ciudad de Amsterdam, en Holanda, se celebraron con un gran concierto en Museumplein, más conocida como "plaza de los museos", con la presencia del rey Guillermo, la reina Máxima y la princesa Amalia. Los asistentes no pudieron dejar de notar que el vestido que llevaba la hija mayor de los reyes de los Países Bajos era muy, muy especial. Era el llamado vestido de las dos reinas, que fue confeccionado para la abuela de Amalia, la reina Beatriz, y también lució Máxima siendo reina.
El mensaje implícito que encierra este gesto no pasó desapercibido. Conocida por " repetir" modelos, renovándolos con accesorios o abrigos, la reina Máxima impuso el concepto de que la elegancia no exige desechar lo que es de alta calidad por ya haberlo utilizado; idea que Amalia sigue, dándole nueva vida a la pieza de alta costura 44 años después de su estreno.
Pero no queda allí la anécdota del vestido verde, ya que su diseño no es casual .Evoca a una de las joyas más impactantes de la corona neerlandesa: la tiara del pavo real, que " desapareció" el mismo año en que el vestido apareció por primera vez en público.
La historia del vestido verde
El vestido confeccionado en seda natural y en el color verde esmeralda que junto con el naranja ( símbolo de la casa real) es uno de los preferidos de Máxima, combina la sobriedad de su corte ( con escote a la base, mangas largas y líneas sueltas) con el lujo del bordado y las plumas que cubren toda su falda, en un diseño que evoca la cola de un pavo real.
Está firmado por la diseñadora Theresia Vreugdenhil y presenta en el corsage y el talle un bordado en negro y plata. En la falda, se alternan brillos y plumas de marabú. La entonces reina Beatriz de Holanda (abuela de Amalia) estrenó el diseño en 1981 durante una visita oficial a Bélgica. Lo llevó entonces con la tiara de Wurtemberg, la corona que consiste en piezas de oro, diamantes, perlas y esmeraldas.
Pasaron más de tres décadas, durante las cuales el vestido fue conservado cuidadosamente como una pieza única y parte de la historia real. Hasta que Máxima, ya reina de los Países Bajos desde hacía un año, lo eligió para el Freedom Concert en el teatro Carre de Amsterdam, el 5 de mayo de 2014. El vestido fue acortado, para adaptarse a la ocasión. La reina Máxima lo combinó con sandalias y un cinturón metalizados en color plata y un bolso tipo 'clutch' a juego, dándole un aire más actual.
11 años después, Amalia de Holanda le ha hecho un precioso homenaje a su abuela rescatando este vestido. En esta ocasión, para completar su look la princesa eligió un abrigo de lana con cinturón de Max Mara que pertenece también a la reina Máxima, un bolso tipo 'clutch' de satén del mismo color de Gianvito Rossi, zapatos " Deneuve" de Aquazzura y aros negros colgantes.
Como Amalia es la heredera al trono de Países Bajos, no pasará mucho tiempo para que el vestido de las dos reinas sea el de las tres reinas, todo un récord en las monarquías.
Por qué un pavo real
La figura del pavo real está relacionada con la corona neerlandesa a través de una de sus joyas más famosas y antiguas, la tiara del pavo real, una valiosísima pieza que encierra una historia misteriosa.
Creada en 1897 por el joyero real Schümann para la coronación de la Reina Guillermina I, que entonces tenía 17 años, con piedras que habían pertenecido a la Reina Sofía, primera esposa de su padre, el Rey Guillermo III.
La tiara está realizada con diamantes y rubíes, y originalmente era un bandeau de dos filas de diamantes donde se incrustaban los ornamentos. El ornamento central, que recuerda la cola de un pavo real, puede separarse y utilizarse solo, ya sea como broche o colgante. La tiara fue utilizada por la reina Guillermina y luego por la princesa Irene, pero estuvo " desaparecida" desde 1981 a 2009, cuando reapareció en la cabeza de Máxima, quien la llevó siendo aún princesa en una visita oficial a Suecia.
A partir de entonces, la reina Beatriz también volvió a usar la joya junto con un collar de rubíes que forman el conjunto original. ¿Qué pasó durante todos esos años? Para algunos expertos en temas de la realeza, la joya, que estaba en poder de la princesa Irene cuando esta se divorció del Duque de Parma, en 1981, formó parte de una batalla silenciosa en el conflicto legal y fue recuperada.