Con más de cuatro décadas frente a las cámaras, Brad Pitt ha dejado una marca imborrable en el cine. Desde galán de películas románticas hasta héroe de acción o productor de proyectos independientes, ha atravesado múltiples facetas. Pero incluso con semejante recorrido, hay momentos que aún lo conmueven al recordarlos. Uno de ellos fue su primer gran salto al estrellato, cuando compartió escena con dos leyendas de Hollywood: Geena Davis y Susan Sarandon.
Durante una entrevista en el pódcast New Heights, conducido por los hermanos Travis y Jason Kelce, Brad Pitt se permitió una reflexión íntima sobre sus inicios. Recordó con admiración el impacto que tuvo conocer a Geena Davis y Sarandon en el set de Thelma & Louise, película que lo catapultó en 1991. “Me impresionaron mucho”, confesó el actor, aunque rápidamente agregó con humor: “Pero lo superé rápido”. A los 61 años, y con decenas de títulos en su haber, eligió destacar ese instante como uno de los más significativos de su carrera.
El personaje que interpretó en aquella película, un joven estafador llamado J.D., seducía al personaje de Geena Davis en una escena que quedó en la memoria colectiva por su intensidad. Brad Pitt recordó con cariño aquel rodaje: “Geena fue muy dulce, amable y delicada. Esa escena de amor duró dos días. Ella cuidó de mí”. Años más tarde, Susan Sarandon también elogiaría la actuación de Pitt, asegurando que su talento trascendía la apariencia física que tantos mencionaban: “Le dio profundidad a un personaje que no estaba bien desarrollado en el guion”.
No fue la única en destacarlo. Geena Davis, en una entrevista con la revista People, dijo haber notado su potencial desde el primer casting. “Él simplemente tenía eso. Lo vi audicionar y supe que era muy talentoso”, afirmó, celebrando los 30 años del filme que los reunió. Ambas actrices, desde distintos lugares, reconocieron que Brad no era solo una cara bonita en ascenso, sino un artista con sensibilidad e inteligencia para construir personajes.
Sin embargo, esa primera fama le trajo desafíos. Tras Thelma & Louise, Brad Pitt se vio encasillado en papeles románticos y superficiales. “Me sentía limitado”, admitió en una nota con The New York Times. “Fue doloroso darme cuenta, pero decidí enfocarme en historias con contenido. Quería algo más que solo ser el galán”. Esa decisión fue clave para entender su transformación: de ídolo adolescente a uno de los intérpretes más respetados del cine contemporáneo.
Con Troya en 2004, Brad Pitt alcanzó un nuevo nivel de reconocimiento global, interpretando al legendario Aquiles. Pero fueron esas primeras escenas, al lado de dos grandes actrices, las que le marcaron el rumbo. Hoy, Brad no olvida quiénes lo inspiraron cuando apenas comenzaba. Porque incluso para una estrella de su talla, las primeras impresiones, si vienen acompañadas de talento y generosidad, nunca se borran.