Romper el silencio ante una injusticia es una tarea complicada, casi imposible, sobre todo cuando se trata de Abuso Sexual Infantil (ASI). Por eso, el cortometraje “Alicia”, escrito y protagonizado por la actriz Karen Alicia, requirió de mucho arrojo para su realización.
Bajo la dirección de Tania Claudia Castillo, en poco más de 10 minutos, se retrata lo atroz que resulta el Abuso Sexual Infantil, donde las consecuencias en muchos casos, son irreparables y hasta mortales.
La también productora Karen Alicia comparte una experiencia personal a través de este trabajo que ha sido exhibido y reconocido en diversos festivales de cine como el Woman, Life, Freedom Film Festival, Shorts MX y el Festival Internacional de Cine de Orizaba.
Materializar este cortometraje fue un gran desafío y al mismo tiempo una hazaña, pues aborda una problemática tan compleja en apenas unos minutos, haciendo vibrar las entrañas de todo aquel que lo vea.
Para adentrarnos en “Alicia”, platicamos con la propia Karen Alicia, que nos desmenuza este proyecto tan provocativo como sanador.
¿Qué detonó la realización de este cortometraje?
Nunca le había dicho a nadie y cuando sucedió mi abuso enseguida le dije a mi mamá, ella fue a la escuela, me revictimizaron porque no me creyeron y tuvieron que llamar a otras alumnas y se dieron cuenta que había más casos, fue difícil porque aunque rompí el silencio, después de confrontar a las autoridades de la escuela, fue muy vergonzoso y doloroso que no se me creyera y en casa ya no se habló del tema.
Sentía mucha vergüenza y no podía hablar del tema con nadie por la forma en que mis padres lo manejaron tal vez no fue la adecuada porque yo lo viví con mucha vergüenza. No los culpo, era lo que ellos podían hacer y lo que consideraban que era correcto.
Tiempo después para mí era algo que me había marcado, que me dolía, que no sabía cómo manejarlo, cómo romper el silencio y cuando estaba en la escuela de actuación nos pusieron a escribir y ahí tuve el impulso de expresarlo sin ser juzgada.
Pero donde hubo un quiebre total fue cuando vi una obra de teatro que se llama “Valentina y a sombra del diablo” de Verónica Maldonado, guionista y dramaturga mexicana. La obra es para niños y niñas, yo tenía una sensación de querer vomitar, era demasiado, la obra trata de una niña que vive abuso de un familiar y trata de decirle a esta niña que se tiene a ella misma.
Cuando salí de ahí estaba la dramaturga, en ese entonces era mi maestra, me dijo que había llevado esa misma obra a otros lugares de la república y las niñas se salían a vomitar del impacto. Algo ahí detonó en mí, para mí fue una revolución, y empecé a pensar qué pasaría si yo me encontrara a mi abusador, porque nunca lo volví a ver, era mi maestro y lo corrieron.
Yo viví muchos años pensando en qué pasaría si me lo encontrara y esa pregunta fue lo que detonó todo.
¿Hubo acciones legales contra tu agresor?
No ninguna, sólo lo quitaron de su cargo, lo corrieron, sé que era de Puebla pero no sé si se regresó allá. Hay días en donde me dan ganas de buscarlo, pero no le veo sentido.
¿Dirías que la realización de “Alicia” fue un proceso catártico?
Sí, totalmente, nunca fue ese fin con lo que empecé, pero sobre la marcha me fui dando cuenta que era muy liberador hablarlo y que era muy sanador también nombrar lo que me había pasado y nombrar lo que me hacía sentir y fue también muy fuerte porque me di cuenta que son muchas las personas que han estado en esta situación y hay muchas que todavía no pueden ni siquiera nombrarlo y eso me dio más fuerza y aliento.
¿La idea era que tú protagonizaras el cortometraje?
Sí, me daba un poco de miedo, pero después dije “no, esto es cercano a mí”. También tenía esa inquietud de entender el mundo del cine desde otro lado que no fuera el actoral, se volvió un reto escribir algo tan cercano y actuarlo, porque ya no soy yo esa persona, es el personaje.
Mi historia no fue propiamente así, no me quedé encerrada con mi abusador en un elevador. Tomo parte de mi experiencia para darle vida a Alicia, pero no soy yo. Tomé algo de mi vida para dárselo a Alicia y que existiera.
¿Cómo prepararon a la niña actriz para abordar un tema tan delicado?
La niña que interpreta a Alicia de niña, el acercamiento primero fue con sus papás, con una psicóloga, la directora, luego hablamos con ella y le contamos la idea del corto y la intención de mostrarlo para que otros niños no vivan lo mismo, le dije que es algo que me pasó de niña y por eso lo estaba haciendo, fue muy bonito ese momento porque empatizó de una manera tan genuina.
¿Te gustaría exhibir el corto en centros escolares?
Es el siguiente paso que nos gustaría hacer, tuve acercamiento con una fundación. Me interesa seguir hablando del tema y compartirlo. Desde que empecé el proyecto hace seis años no sabes la cantidad de personas que se han acercado a contarme su historia, que dicen “no le digas a nadie, eres la primera persona a la que le cuento”.
Hay festivales que me dijeron que no podían pasar el corto porque no estaba dentro de su agenda hablar de eso y me parecía interesante como tal vez el proyecto no se ha quedado en uno u otro festival porque les da miedo hablar del tema o nos han descalificado de algunos porque creen que eso es violento.
¿Con qué te gustaría que se quedaran las personas después de ver “Alicia”?
Me gustaría que se quedaran con esta sensación de liberación, de que contar tu historia te libera, no propiamente que golpees a tu abusador, eso sería lo más básico, sino justo liberarte del dolor, es como defender su persona, su historia, saber que son dignos de contar su historia. Cuando un pierde esta sensación de defender la dignidad se pierde todo.