Este 8 de septiembre el Palacio de Buckingham anunció la muerte de la reina Isabel II de Inglaterra, la monarca de 96 años falleció pacíficamente en el castillo de Balmoral, en Escocia rodeada de sus familiares más cercanos. Su hijo, el príncipe de Gales, que la sucedió en forma automática, accederá al trono con el nombre de Carlos III.
Pero antes, será el funeral de la reina: durante la primera ceremonia su ataúd será trasladado con una procesión militar desde el Palacio de Buckingham hasta Westminster Hall donde permanecerá durante cuatro días para que la familia pueda darle su respeto y las personas puedan despedirse de ella también.
En esta primera instancia el protocolo indica que todos deben vestir de negro, (tal y como lo hicieron los miembros de la cadena BBC antes de anunciar la noticia). Aunque, como es habitual, es probable que el rey Carlos III y su hijo mayor Williams vistan sus uniformes militares representando a cada una de las fuerzas de las que son miembros. No así Harry, quien fue despojado de sus títulos cuando renunció a sus funciones reales.
Luego, durante una segunda instancia se llevará a adelante el funeral de la reina, una ceremonia de larga duración a la cual se espera que asistan más de dos mil invitados de todo el mundo. Acá el código de vestimenta de luto, no permite los colores, todos deben vestir obligatoriamente de negro. Las mujeres llevarán vestidos o faldas hasta la rodilla y sombreros formales, mientras que los hombres usarán chaquetones negros con medallas.
El negro: un símbolo visual de dolor
Aunque el negro ha sido durante mucho tiempo el color elegido para el luto, nadie tuvo mas influencia en esta elección que la reina Victoria: la tatarabuela de la reina Isabel II. La monarca, tras las muerte de su marido, expresó públicamente su dolor vistiendo todos los días de negro durante cuatro décadas hasta su propia muerte.
Pero hay que decir, que los códigos de vestimenta que se remontan a cientos de años han cambiado con el tiempo. Por este motivo durante los tiempos de duelo se presta gran atención a cómo los miembros de la familia real interpretan el protocolo.