PSICOONCOLOGÍA

Pacientes oncológicos: cómo ayudarlos a gestionar las emociones que afloran a fin de año

Ofrecer un espacio para pensar de qué manera transitar el momento, cómo adaptarse a los cambios y cultivar la regulación emocional puede resultar una buena manera de acompañar.

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La conclusión de un año suele ser un momento “a flor de piel” para muchas personas por todas las cuestiones que se ponen en juego: el encuentro familiar, el “balance de lo transitado”, el futuro, los proyectos. Si bien para todos pueden ser cuestiones estresantes, lo son aún más para quienes están transitando una enfermedad oncológica.

“Lo primero que tenemos que tener presente es que las emociones no hay que intentar reemplazarlas por otras. A quien está angustiado no le resulta efectivo que le digamos que debe estar más alegre, o pensar en positivo”, explica la licenciada Fernanda Montaña (MN 33.687), coordinadora del área psicosocial de la Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer (LALCEC) y continúa: “Los pasos iniciales serían ofrecerse amorosamente a escucharlo y ser empático con su sentir”.

La psicooncología es un área que se ocupa de atender las múltiples dimensiones de un ser humano: la variable emocional, social, espiritual y física. En ese sentido, resulta de gran ayuda para que los tratamientos sean transitados con mayor equilibrio. “Atendemos cuestiones vinculadas con la adherencia al tratamiento, malestar emocional, adaptación al proceso, encontrando los recursos que son más favorables para cada persona”, detalla la licenciada Montaña.

Vacaciones: un buen momento para cultivar la resiliencia

Los pacientes que pierden algo a causa de la enfermedad (como un proyecto de vacaciones), transitan un duelo por ello. Cuando se valida esa pérdida y la angustia por aquello que no se puede hacer, quizá por el momento, a veces se puede observar aquello que sí es posible y que también es fuente de bienestar. Por ejemplo, alguna actividad pospuesta (artística o de otra índole) puede funcionar como recurso para afrontar mejor la situación y cultivar la resiliencia, la capacidad de construir aún desde lo adverso.

Por otro lado, con respecto al cuerpo (que suele estar más expuesto en verano), el cáncer puede implicar cambios en la imagen, a veces permanentes y otros transitorios. En ocasiones los grupos o testimonios de otros pacientes pueden ser lugares donde se encuentren recursos para favorecer la adaptación. Según Montaña, puede tratarse de “un espacio enriquecedor donde los pacientes que ya han transitado ese cambio pueden sugerir dónde comprar el traje de baño, la peluca, el accesorio, etc., con los cuales pudieron afrontar mejor el cambio”. La psicooncología es también un espacio donde se favorece la adaptación, así como la gestión de emociones.

El descanso de los cuidadores

Los “cuidadores informales”, aquellas personas que acompañan más cercanamente a quienes tienen diagnóstico de cáncer, tienen un rol fundamental y también deberían considerar un espacio de descanso. La licenciada Montaña sugiere “que consideren el disfrute propio y que permitan tener momentos que les den bienestar, porque es importante cuidar los aspectos que dan calma para poder sostener el equilibrio emocional”. Es fundamental que no se descuiden y que le den importancia a su salud, física, emocional, social, espiritual. Además, que consideren pedir ayuda si lo necesitan: ellos también pueden ser cuidados.

La contención de un profesional es un recurso tanto para quienes acompañan como para los pacientes oncológicos, más aún en tiempos en los que afloran nuevas emociones a causa del cierre del año y comienzo de uno nuevo, concluye la especialista.