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¿Estás comiendo saludable? Todo lo que debes saber a la hora de leer las etiquetas de los alimentos

Aprender a analizar los rótulos de lo que consumimos puede ayudarnos a cuidar nuestra salud y tener una nutrición más adecuada.

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A la hora de comprar un producto alimenticio, cada vez son más las personas que miran los rótulos. Ante algunos términos familiares y otros totalmente desconocidos (por no decir imposible de leer), siempre suele surgir la misma pregunta: “¿Esto es realmente un alimento saludable?”

“Cuando agarres productos de una góndola, acordate que -así como las monedas- tienen cara y cruz. En el frente del envase vas a leer ‘sin grasas trans, fortificado con hierro’, pero en el revés vas a encontrarte con un largo listado de ingredientes que tal vez ni sepas qué son”, resume Matías Marchetti, licenciado en nutrición.

Pese a que muchas veces no entendamos que estamos leyendo, es importante hacer el ejercicio de leer y controlar la información de los rótulos de los alimentos para llevar adelante un consumo responsable y cuidar la salud.

¿Por qué es importante leer las etiquetas?

Desde el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) explican que “en un alimento, la etiqueta es cualquier marbete, rótulo, marca, imagen u otra materia descriptiva o gráfica, que lo identifique en su envase (por ejemplo, de forma escrita, impresa o adherida)”.

Si bien existe una gran diversidad de etiquetas y rótulos, hay ciertos elementos que deben aparecer de forma obligatoria, los cuales garantizan que el producto alimenticio puede comercializarse y su fórmula fue aprobada por las autoridades sanitarias.

Precisamente, los rótulos no solo contienen datos acerca de la composición y duración de un producto, sino que también aseguran que fue sometido a controles de inocuidad alimentaria.

Información obligatoria

En la Argentina, la etiqueta debe informar el número de inscripción en el ámbito del Ministerio de Salud de la Nación y el número de registro del Senasa, cuando se trata de establecimientos bajo la jurisdicción de este organismo.

Además, el rótulo de un alimento debe contener la siguiente información:

• Rotulado nutricional: indica nutrientes y declara contenido energético, específicamente, qué contiene (lista de ingredientes) y cuánto (contenidos netos).

• Identificación: nombre del producto (denominación de venta), producción (lote).

• Procedencia: nombre del fabricante, productor, fraccionador o titular de la marca, domicilio e identificación del establecimiento.

• Duración: hasta cuándo se puede consumir.

• Instrucciones de uso: si corresponde, cómo se prepara o se usa.

• Importador: si corresponde, nombre o razón social y dirección del importador.

¿Qué más debemos tener en cuenta?

El licenciado Marchetti aconseja aprender a “mirar entre líneas, tanto el frente como el revés del envase”, para lo cual brinda los siguientes tips:

  • En el listado, los ingredientes aparecen siempre de mayor a menor, es decir, de lo que más a lo que menos contiene el producto. “Este es un dato clave para saber de verdad lo que estás consumiendo”, asegura el especialista.
  • Si los ingredientes son más de cinco, se considera que el producto es un ultraprocesado.
  • Es común leer en la lista de ingredientes aditivos, colorantes y saborizantes. Nada de eso es alimento.
  • Siempre hay que estar atento a la famosa porción. Esta es una de las principales confusiones de los consumidores, ya que los valores nutricionales indicados en el envase refieren siempre a la “porción recomendada”, y no al paquete completo.
  • Mirar siempre la denominación de venta del alimento. Por ejemplo, puede aparecer la palabra leche bien grande en el envase, pero en algún lugar una letra chiquita puede decir “alimento lácteo a base de leche”. Y no es lo mismo.
  • El azúcar se “enmascara” bajo diferentes denominaciones como jarabe de malitol, jarabe de glucosa, jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), fructosa o melasa. Todas son azúcares. Entonces, muchas veces terminamos comiendo un paquete entero de un snack “saludable” pensando que no tiene azúcar y en realidad si la tiene.
  • Asimismo, hay que tener precaución con la palabra light. El Código Alimentario Argentino permite etiquetar como light todos aquellos productos que reduzcan en un treinta por ciento alguno de los componentes de su versión original. Así, una galletita baja en sodio puede decir “light”, sin haber bajado su aporte graso.
  • También hay que estar atento a la leyenda “sin colesterol”, ya que todos los alimentos que no contienen derivados animales son libres de colesterol. Sin embargo, “agregarlo en el frente de productos de origen vegetal es publicidad engañosa”, asegura el licenciado Marchetti.