DÍA MUNDIAL

La obesidad es una enfermedad que no debe estigmatizarse

Diversos especialistas destacan la importancia de la creación de hábitos saludables, tanto para la prevención como para el tratamiento. Es fundamental buscar soluciones posibles y sostenibles en el tiempo.

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La obesidad es una enfermedad que puede prevenirse y tratarse. Lejos de ser una cuestión meramente estética, padecerla conlleva graves consecuencias para la salud general, ya que representa un factor de riesgo del desarrollo de otras enfermedades, como diabetes tipo 2, hipertensión arterial, ACV, infarto y algunos tipos de cáncer.

Según los datos relevados en la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) de Enfermedades No Transmisibles realizada en el 2018, el 66,1% de los participantes tuvieron exceso de peso, de los cuales tres de cada 10 presentaron obesidad.

La Organización Mundial de la Salud define al sobrepeso y a la obesidad como “una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud”.

Cálculo sencillo para el diagnóstico

El índice de masa corporal (IMC) es una herramienta utilizada para identificar el sobrepeso y la obesidad en la población adulta. Para calcularlo, se  divide el peso de una persona en kilos sobre la talla en metros al cuadrado (kg/m2).

Cuando el resultado da igual o mayor a 25 significa que la persona tiene sobrepeso, mientras que si da igual o mayor a 30, tiene obesidad. A su vez, la obesidad se divide en tipo uno, dos o tres, de acuerdo al riesgo.

Es importante tener en cuenta que son valores aproximados, por lo que se debe consultar con un médico especialista para que determine cada caso en particular y realizar el tratamiento adecuado.  

No responsabilizar al paciente

La Dra. Virginia Busnelli (MN 110351), médica especialista en nutrición y directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF, señala que se puede observar a una persona con exceso de peso, como que come mucho porque le falta voluntad para no hacerlo, que no le gusta el gimnasio ni salir a caminar y pensar que está así porque quiere, sabe cómo revertirlo, pero no lo hace.

“Con otra mirada podemos ver a esa misma persona con un exceso de tejido adiposo, órgano metabólicamente activo, que actúa como el principal factor desfavorecedor de la pérdida de peso, favorecedor de un metabolismo lento y de la desregulación de hambre y saciedad; que no sabe que lo que tiene es una enfermedad crónica; que la falta de voluntad no es su causa; que están implicados muchísimos factores en su aparición y que su tratamiento es altamente complejo”,dice la especialista.

La endocrinóloga agrega: “Puede ser una persona que llevó a cabo miles de dietas restrictivas que lo llevaron a enormes pérdidas y recuperaciones de peso, que hicieron que sienta culpa, frustración y una enorme angustia, que esto es culpa suya. También puede ser que este individuo sepa que posee una enfermedad compleja, pero que está rodeado de una sociedad que no lo comprende, y luchar contra esa estigmatización le saca las pocas energías que tiene y lo envuelve en este mismo círculo frustrante”.

La Dra. Busnelli aclara que “simplificar nuestra mirada de la obesidad al primer ejemplo, lleva a que hoy el sufrimiento por la estigmatización social sea moneda corriente”.

Respecto al tratamiento de la obesidad, la Dra. Busnelli señala que debe realizarse de la mano del desarrollo de soluciones posibles y sostenibles, con profesionales aptos, la creación de hábitos saludables que vayan más allá de una dieta restrictiva, el fomento de la actividad física, el manejo emocional.

Un tema de Salud Pública

Por su parte, la Dra. María de los Ángeles Sanchez Calvin (MN 121757), médica especialista en obesidad y psiconutrición, considera que esta patología debe ser tema de Salud Pública y deben hacerse consensos para un abordaje multisectorial en el que las posibilidades de prevención y tratamiento lleguen a toda la población.

“Necesitamos que participen las autoridades sanitarias con políticas públicas contundentes en el cambio en la industria alimentaria, disminuyendo porciones, reduciendo el contenido de grasa, azúcar y sal de los alimentos procesados, asegurando opciones saludables y accesibles a todos, apoyando la práctica de actividades físicas periódicas en el lugar de trabajo y disponer de una cobertura universal de las estrategias no farmacológicas y farmacológicas disponibles para la obesidad”, indica la médica.

A su vez, la Dra. Ana Cappelletti (MN 76.523), médica integrante del Grupo de Trabajo de Obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición, destaca: “Con casi dos mil millones de personas en el mundo con sobrepeso y 700 millones con obesidad, es necesario optimizar los programas de tratamiento existentes y que todos comprendamos que ésta es una enfermedad crónica que debe tratarse. Ese tratamiento debe ser integral y coordinado por un equipo de profesionales, a partir de una propuesta de cambios en el estilo de vida, modificando patrones de comportamiento que sean sostenibles en el tiempo. Hoy también contamos con medicamentos efectivos y seguros y cirugía bariátrica, que pueden formar parte del tratamiento en las personas que tienen indicación”.

Prevención

La OMS explica que la causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. Esto fundamentalmente se da por una alta ingesta de alimentos de alto contenido calórico que son ricos en grasa y el sedentarismo.

El organismo especializado advierte que pueden prevenirse en su mayoría, pero para esto son fundamentales entornos y comunidades favorables “que permitan influir en las elecciones de las personas, de modo que la opción más sencilla (la más accesible, disponible y asequible) sea la más saludable en materia de alimentos y actividad física periódica”.

En el plano individual, existen algunos hábitos saludables que se pueden implementar en el día a día (si es desde pequeños, mucho mejor) tanto para prevenir como para tratar la obesidad, entre ellos:

- Limitar el consumo de grasas totales y de azúcares.

- Aumentar el consumo de frutas y verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos

- Realizar una hora de actividad física por día (población joven) o 150 minutos semanales (adultos). No es necesario pasar horas dentro del gimnasio; lo importante es mantenerse en movimiento, realizando el ejercicio que más te guste.

- Mantenerse hidratado. Tomar por lo menos dos litros de agua por día.

- Dormir por lo menos siete horas, en horario nocturno.

- Manejo de las emociones con ayuda profesional.