SEGUNDA OLA

Coronavirus: 4 pruebas que detectan el SARS-COV-2

Si bien el hisopado es la metodología más popular, existen otras técnicas que permiten diagnosticar con certeza la presencia del COVID-19.

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A raíz de la pandemia, la ciencia médica ha desarrollado y adaptado distintas herramientas que permiten detectar el virus del coronavirus, así como también si se han producido anticuerpos una vez que la persona tuvo la enfermedad.

En este contexto, los bioquímicos cumplen un rol muy importante ya que son los responsables de hacer un diagnóstico preciso mediante técnicas de biología molecular. Las más utilizadas son:

Prueba de PCR-RT: También conocido popularmente como “hisopado”, detecta el material genético del virus que causa COVID-19 usando una técnica de laboratorio llamada reacción en cadena de la polimerasa. Para recolectar una muestra de fluido se inserta un hisopo nasal largo (exudado nasofaríngeo) en un orificio de la nariz y se obtiene fluido de la parte de atrás de la misma. En algunos casos se inserta un hisopo largo en la parte de atrás de la garganta (exudado orofaríngeo). La muestra se debe incluir en un medio de transporte adecuado para trasladar al laboratorio. La prueba de PCR es muy exacta cuando la realiza de manera adecuada un profesional de atención médica. “Para evitar falsos negativos, la muestra debe ser tomada aproximadamente entre 48 a 72 horas de comenzados los síntomas, que es cuando se entiende que se produce el pico de carga viral”, explica la bioquímica Yazmin Nahara (MP 7561).

Prueba de antígeno: Esta prueba detecta ciertas proteínas del virus. La toma de muestra se realiza de la misma manera que para el PCR y los resultados se obtienen en minutos. De acuerdo con Nahara, el resultado positivo de una prueba de antígeno se considera exacto cuando las instrucciones se siguen cuidadosamente, pero hay más posibilidad de tener un resultado falso negativo, lo que significa que es posible estar infectado con el virus pero tener un resultado negativo. Según el caso, el médico podría recomendar una prueba de PCR para confirmar un resultado negativo de la prueba de antígeno.

Test de anticuerpos: Las pruebas serológicas de este tipo sirven para diagnosticar la infección por SARS-CoV-2, ya que detectan los anticuerpos que el organismo desarrolla algunas semanas después de la infección. Para su análisis se necesita una muestra de sangre venosa que permite determinar la presencia de dos tipos de anticuerpos: los IgM, que se pueden detectar recién luego de 5-10 días de haber iniciado los síntomas, estos se encuentran presentes en la fase aguda de la infección; y los de tipo IgG luego de 15-21 días de la infección viral por SARS-CoV-2, los cuales aparecen en la fase de recuperación.

Anticuerpos post vacunación: Este tipo de prueba se realiza para conocer si la persona generó anticuerpos después de recibir la vacuna contra el COVID-19. Se recomienda realizar el estudio a partir de los 7 días posteriores a la vacunación.

Sobre este último punto, Nahara –quien se desempeña como bioquímica en DIM Centros de Salud- señala que la protección de la vacuna no es inmediata y que requiere de dos dosis. Al aplicarse la primera dosis, en el transcurso de dos semanas aproximadamente se comienzan a desarrollar anticuerpos.  “Se calcula que uno adquiere la protección adecuada luego de una a dos semanas de aplicada la segunda dosis. Por ahora no se puede hablar sobre la duración de la inmunidad, es un campo en el que recién se ha comenzado a incursionar y los profesionales trabajan en ello”, aclara.

Después de colocarse la vacuna, ¿se puede seguir contagiando COVID-19 y también se puede infectar a otros? La especialista explica que todas las vacunas contra el virus han demostrado eficacia para prevenir la enfermedad grave y muerte cercana al 100%. También redujeron el riesgo de desarrollo de enfermedad sintomática en porcentajes significativos (70-90%). Las vacunas sirven para reducir el impacto de los síntomas, evitar la hospitalización y la muerte. “Hay que tratar de reducir lo mayor posible la circulación del virus. Lo que se busca obtener mediante la vacunación es la inmunidad colectiva. En este momento estamos bastante lejos de ello, pero cuanto más nos cuidemos y respetemos los protocolos, a medida que la vacunación siga avanzando, será más sencillo de conseguir”.

“Detener la propagación sigue siendo la clave –agrega Nahara- las medidas actuales para reducir la transmisión, incluido el lavado frecuente de manos, el uso de barbijo, el distanciamiento físico, una buena ventilación y evitar lugares muy concurridos y cerrados, continúan actuando contra nuevas variantes al reducir la transmisión viral y, por lo tanto, también reducen las oportunidades de que el virus mute. La producción de vacunas y rápida implementación de estas, también serán formas fundamentales de proteger a las personas antes de que se expongan al virus y al riesgo de nuevas variantes. A medida que más personas se vacunen, esperamos que la circulación del virus disminuya, lo que provocará menos mutaciones”.