“Estás más gordo”, “Estás más flaco”, “¡No comas eso que vas a salir rodando!” son frases que aparecen constantemente en las conversaciones y que quien las emite generalmente no es consciente de lo que puede generar en el otro.
“El bullying alimenticio existe desde siempre. La gordofobia es el rechazo consciente o inconsciente por los cuerpos más rellenitos o de mayor peso. Esta la sufren mayormente las mujeres, víctimas de innumerables burlas. Y, de manera contraria, la flacofobia, aunque un tanto menos común, porque la discriminación también existe hacia los flacos”, explica la licenciada Agustina Murcho (M.P.3196/M.N.7888), nutricionista y autora de Vulnerable.
Más de un año de restricciones por la pandemia conllevó a cambios en los hábitos de vida y conductas, entre ellos pasar más tiempo en la casa y, en la mayoría de las personas, primó la vida sedentaria. La licenciada explica que al quedarse en una casa, aislado, donde el único contacto con los demás pasa a ser virtual, llevó a muchos a encontrarse con ellos mismos. “La mirada propia, que a veces puede ser demoledora, más la opinión del mundo externo, puede dañar a un enfermo que sufre Trastronos de Conducta Alimentarias. Las redes sociales, si bien repudian hechos de discriminación, también las promueven y son la base central de las burlas”, agrega la nutricionista.
La Lic. Murcho advierte que Argentina es uno de los países con más desórdenes alimentarios del mundo y las redes sociales son grandes disparadoras. En América Latina se estima que seis de cada 10 adultos padecen obesidad. De acuerdo a la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, publicada por el Ministerio de Salud y el INDEC, más del 60% de la población sufre sobrepeso y obesidad.
La mirada de terceros puede ser muy cruel y afectar de manera negativa. Los comentarios, malintencionados o no, lastiman y son contraproducentes.
“La discriminación que sufren los pacientes con trastornos alimenticios es de gran impacto para su salud. El trastorno va más allá de la comida y el cuerpo. La discriminación y la opinión ajena se vuelven un factor clave para que la persona enferma no vuelva a decaer. Claro está que el bullying alimenticio no ayuda en nada”, señala la Lic. Murcho.
Específicamente quienes tienen sobrepeso u obesidad suelen ser foco de críticas con más frecuencia. “Ser gordo es tabú, es una burla constante. No se toma real conciencia del impacto que puede tener para la persona que lo sufre”, destaca la nutricionista.
Adicionalmente, alerta sobre la desinformación que abunda en interntet y las redes sociales. “Hay muchísima demonización de alimentos, donde todo hace mal, genera enfermedades, todo engorda. Hay cuentas donde aseguran que ayunar es sano o que dejar de comer lo que nos gusta es lo mejor para evitar enfermedades”, sostiene la Lic. Murcho. Y aquí se presenta un gran problema, porque “aquellas personas que son vulnerables a desarrollar patologías alimentarias se ven atraídas por estas cuentas en redes sociales y el riesgo a que generen un desorden alimenticio es mayor”. "Si nos llevamos mal con la comida, empezamos a tener problemas de salud física y mental”, asegura.
La nutricionista recomienda lograr un hábito de comida sana y evitar realizar dietas que pueden devenir en trastornos alimenticios, sin la necesidad de eliminar ningún alimento definitivamente. “Una buena idea es aprovechar el estar en casa para cocinar en forma saludable, siendo conscientes de lo que se come, lograr armonía en las comidas, pero no privarse de lo que nos gusta o irnos a un exceso. Si bien sabemos que en los momentos de crisis o angustia aparecen propuestas tentadoras, no hay que alarmarse”, sugiere la Lic. Murcho.