AMBAS ENFERMEDADES RECRUDECIERON DURANTE LA PANDEMIA

Las personas con diabetes tienen más riesgo de desarrollar depresión

Las últimas recomendaciones de los expertos indican la necesidad de desarrollar un abordaje interdisciplinario, ya que quienes padecen trastornos mentales y presentan otras enfermedades clínicas, generalmente reciben menos cuidados profesionales.

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Como si de un círculo vicioso se tratara, la depresión es un factor de riesgo para desarrollar el síndrome metabólico, que incluye condiciones como hipertensión arterial y obesidad, y que aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2. Y, a la vez, la diabetes y el síndrome metabólico incrementan el riesgo de desarrollar depresión.

La diabetes es una enfermedad crónica y no transmisible que representa un grave problema sanitario en todo el mundo. Además de ser en muchos casos prevenible, debería ser abordada de manera integral, ya que duplica y hasta triplica el riesgo de desarrollar depresión.

“En los últimos años, empezamos a ocuparnos mucho de las comorbilidades asociadas a la depresión, que son otras enfermedades que coexisten con ésta en un mismo paciente. Cuando vemos los datos epidemiológicos, las personas que presentan depresión tienen una expectativa de vida menor que la población general y la primera explicación es porque presentan un índice de suicidio más elevado. Sin embargo, además, la depresión es un factor de riesgo independiente para desarrollar una serie de condiciones clínicas entre las cuales las más importantes son las afecciones cardiovasculares”, señaló el Dr. Marcelo Cetkovich, médico psiquiatra.

Asimismo, el síndrome metabólico es un cuadro altamente prevalente en personas con trastornos del ánimo. “Lo curioso es la interrelación entre ambas problemáticas: la depresión es un factor de riesgo para desarrollar síndrome metabólico -como así también, hipertensión arterial, obesidad y diabetes- y, al mismo tiempo, el síndrome metabólico además de ser un factor de riesgo para desarrollar enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y diabetes tipo 2, contribuye a la aparición de la depresión. Los trastornos del ánimo comparten una serie de parámetros comunes con las enfermedades cardiometabólicas y, concretamente, con la diabetes”, añadió.

Diabetes y dolor

“Todo el mecanismo inflamatorio en las personas con depresión se encuentra activado, al igual que en las personas con diabetes. Por otra parte, la diabetes produce alteraciones en el sistema nervioso periférico que modifican la percepción del dolor: se produce una desmielinización de las fibras conductoras, lo que hace que las personas con diabetes puedan sufrir lesiones graves sin darse cuenta. Además, hay cuadros que se caracterizan por presentar parestesia (sensación de hormigueo o pinchazos) y dolores neuropáticos. El dolor crónico es un ‘estresor’ crónico y todos los estresores van a aumentar la incidencia de depresión y ansiedad. Por tal motivo, sin ninguna duda, el abordaje de la depresión y de la diabetes debería ser interdisciplinario, tratando ambas condiciones conjuntamente”, sostuvo el doctor Cetkovich, quien además es jefe del Departamento de Psiquiatría de la Fundación INECO.

Hasta un 50% de los pacientes diabéticos pueden sufrir neuropatía diabética dolorosa, una complicación que dependerá también de la cronicidad de la enfermedad, del perfil individual del paciente, de su evolución y de si es diabetes tipo 1 o 2. En algunos casos puede ser muy incapacitante, de ahí la importancia de poder detectarla oportunamente.

En términos de impacto en la calidad de vida, la neuropatía diabética dolorosa está rankeada por encima de cualquier otro tipo de dolor e inclusive que la insuficiencia cardíaca o el cáncer.

El dolor neuropático es considerado de difícil manejo y no responde a los analgésicos convencionales. Para tratarlo exitosamente se usan antiepilépticos y antidepresivos, y lleva un tiempo hasta que alcanzan su efecto máximo. De hecho, muchas veces pueden ser necesarias escaladas sucesivas de las dosis de fármacos para lograr un estado estable.

Existen dos indicadores para identificar el dolor neuropático en diabetes:

  • Disestesia: sensación anormal y dolorosa de cualquier tipo como un piquete, una punzada, toque eléctrico, hormigueo o sensación de frío o calor paradójico (el paciente siente frío o calor, pero sólo él tiene esa sensación, es una percepción anormal de la temperatura, debido a una mala interpretación del sistema nervioso).
  • Alodinia: sensación de dolor ante estímulos que no deberían doler, como el roce de la ropa o la sábana.

Traída de dolor

Muchos pacientes diabéticos con dolor neuropático sufren, a su vez, lo que se denomina triada del dolor: Por un lado, hay dolor, por otro ansiedad y/o depresión, y también aparecen los trastornos del sueño. Esto afecta gravemente la calidad de vida, ya que si el dolor neuropático no se alivia, aparecerá la depresión en algún momento o ansiedad por no mejorar.

En estos casos, el tratamiento del dolor se vuelve un pilar fundamental, pues al disminuir su intensidad, el paciente podrá bajar su ansiedad y empezar a dormir mejor. Asimismo, se puede empezar el tratamiento y pedir una interconsulta al psiquiatra tempranamente.

La contracara de los fármacos

Otro elemento a tener en cuenta -según los especialistas- es que determinadas intervenciones farmacológicas en una persona con depresión pueden agravar el problema, ya que, si bien un estabilizante del ánimo puede hacer efecto, es posible que la persona suba de peso como efecto adverso de la medicación y eso favorezca el desarrollo del síndrome cardiometabólico. Por eso, los psiquiatras cada vez están haciendo más intervenciones educativas sobre estilos de vida saludables, vinculados particularmente a la alimentación y la realización de actividad física, no solo como parte del tratamiento de la depresión, sino para prevenir complicaciones cardiometabólicas a largo plazo.

“Hay datos que nos muestran que durante la pandemia aumentaron los niveles de depresión y ansiedad. Pero, además, creemos que la cantidad de personas con diabetes no adecuadamente controlada va a ser mayor, fundamentalmente porque muchos individuos con patologías crónicas postergaron o suspendieron sus controles periódicos durante la pandemia. En la cuarta ola, lo que veremos tal vez sea mucha depresión y ansiedad, en simultáneo con complicaciones de enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión, la enfermedad coronaria y los procesos oncológicos. El efecto que produjo la pandemia sobre la salud mental y física de la población ha sido arrasador”, concluyó el Dr. Cetkovich.