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Palta: un tesoro mexicano de grasas buenas

Tan delicioso como nutritivo, este fruto aporta vitamina E, grasas monoinsaturadas y tiene un gran poder antioxidante.

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Oriunda de México, la palta –o aguacate– es una fruta de textura mantecosa, llena de importantes beneficios para la salud:

* Es rica en grasas monoinsaturadas, en un porcentaje similar al del aceite de oliva, las cuales ayudan a prevenir dolencias cardiovasculares y a reducir el colesterol.

* Se destaca por su contenido en vitaminas del grupo B, necesarias para el buen funcionamiento del sistema nervioso; y vitamina E, que tiene un gran poder antioxidante.

* Aporta minerales como potasio y magnesio y, al mismo tiempo, es pobre en sodio, lo que le otorga un efecto diurético que la hace recomendable en caso de padecer obesidad o hipertensión.

* A su vez, la palta es la mayor fuente de luteína, un pigmento amarillo que protege a la planta de las radiaciones solares. Esa misma propiedad sirve para proteger la retina humana y prevenir enfermedades como cataratas o la degeneración macular, según un estudio realizado en la Universidad de California, Estados Unidos.

* Además, contiene carnitina, una sustancia que disminuye el riesgo de que el futuro bebé padezca graves trastornos y malformaciones como espina bífida y anencefalia, entre otras.

* Pero atención: debido que es un fruto rico en grasas (16,7 g por cada 100 g), su valor calórico es también elevado: posee 165 calorías cada 100 gramos.

* Es un excelente remedio casero para la tos: Realizar una infusión de cinco hojas de palto, hervidas por tres minutos, y endulzar con miel.

* También puede utilizarse con fines cosméticos para hacer una mascarilla anti-arrugas gracias a su importante cantidad de vitamina E. Basta con aplastar la pulpa de una palta hasta conseguir una masa cremosa. Agregar unas gotas de aceite de oliva virgen y aplicar sobre el rostro y cuello. Dejar actuar durante 30 minutos y retirar con agua tibia.

Tips de conservación y consumo

  • Se recomienda la ingesta de palta en forma periódica, en todas las edades, especialmente en aquellas personas que son deportistas, o viven situaciones de estrés, o poseen bajas defensas, colesterol elevado y diabetes.
  • A la hora de comprarlas, elegir aquellas que no estén completamente maduras y mantenerlas a temperatura ambiente hasta que estén a punto, cosa que ocurre cuando ceden a la presión de los dedos.
  • Si estas están muy verdes, pueden envolverse en papel para acelerar su maduración.
  • Una vez maduras, se pueden guardar dos o tres días en la heladera.
  • También se pueden congelar como puré rociado con unas gotitas de jugo de limón, lo que impide que la pulpa se oscurezca al contacto con el aire.
  • La mayoría de las personas las consumen al natural, cortadas al medio, o en reemplazo del aceite de oliva, para aderezar ensaladas. También pueden emplearse en otros platos dulces y saldados, y para hacer el clásico guacamole.