El aceite de oliva tiene la fama –bien ganada- de ser el aceite más saludable tanto para condimentar ensaladas como para cocinar todo tipo de alimentos. Es aconsejable elegir el que es 100% extra virgen ya que no ha sido sometido a refinamientos y conserva al máximo todas sus propiedades, que a continuación se detallan:
* Es antioxidante, especialmente la versión extra virgen, que cuenta con altos niveles de vitamina E y otras sustancias que evitan la aparición de enfermedades cardíacas y oncológicas.
* Mejora la circulación de la sangre.
* Ayuda a reducir el colesterol “malo” y aumenta el “bueno”, lo que protege la salud de las arterias.
* Disminuye la glucemia, por lo que su consumo se recomienda en personas diabéticas.
* Contribuye con la absorción de calcio y otros minerales como fósforo, magnesio y zinc.
* También ayuda a asimilar las vitaminas A, D y K con más facilidad.
* Su consumo habitual ayuda a atenuar los problemas óseos.
* Ayuda a reducir el dolor en las articulaciones y la hinchazón de la artritis reumatoide.
* Aporta elasticidad e hidratación a la piel.
* Mejora la función del aparato digestivo, ya que actúa como barrera frente al exceso de ácidos en el estómago.
* También colabora con el buen funcionamiento del hígado.
* Por su aporte de grasas sanas, acelera el metabolismo y podría contribuir con la pérdida de peso.