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Conmoción por el fallecimiento de Palo Pandolfo: ¿Cómo actuar en caso de muerte súbita?

Saber cómo hacer Reanimación Cardiopulmonar (RCP) y utilizar un Desfibrilador Externo Automático (DEA) son fundamentales para brindar una rápida atención a la víctima, mientras llega el servicio de emergencias médicas.

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Ayer se conoció la triste noticia sobre la inesperada muerte de Pablo Pandolfo, el músico de 56 años de edad que, mientras caminaba por el barrio porteño de Caballito, se desplomó y falleció al instante.

La causa fue una muerte súbita (MS) que por definición médica es una muerte natural de origen cardiovascular, que se produce en forma inesperada, con un corto intervalo desde el inicio de los síntomas desencadenantes, en general menor de una hora.

Según datos de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), la muerte súbita representa la mitad de las muertes cardiovasculares y el 25% del total de las muertes en adultos. Aproximadamente un 50% ocurre en personas sin una enfermedad cardíaca conocida, siendo ésta su primera y única expresión. En Argentina, se estima que la muerte súbita afecta a 40.000 personas por año y la mayoría de los casos ocurren fuera de los centros médicos asistenciales.

Las personas que tienen entre 45 y 75 años de edad se encuentran dentro del grupo etario más afectado por la muerte súbita, con un predominio de la población masculina, aunque en los últimos años se produjo un incremento en el sexo femenino, que actualmente representa el 35%.

“La causa más frecuente de la muerte súbita en mayores de 35 años es la enfermedad coronaria y, en menor medida, miocardiopatías, valvulopatías e insuficiencia cardíaca. La vía final más común son las arritmias ventriculares complejas, como la taquicardia y la fibrilación ventricular, generadas o desencadenadas por factores hemodinámicos como, por ejemplo, variaciones del sistema nervioso autonómico, alteraciones hidroelectrolíticas, el consumo de ciertos fármacos, entre otros”, explica la doctora Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC.

¿Qué hacer ante un episodio de muerte súbita?

Para la doctora El Haj, además de generar conciencia en la población sobre la importancia de disminuir los factores de riesgo cardiovascular (la presión arterial alta, los niveles elevados de colesterol, la diabetes, la obesidad, el tabaquismo, entre otras cuestiones), también es importante actuar con rapidez cuando esta situación se hace presente.

“La detección precoz del paciente en paro, la pronta activación de la cadena de supervivencia, el entrenamiento de la población general en maniobras de RCP básicas y la disposición y uso de desfibriladores externos automáticos (DEA) en forma temprana, son eslabones básicos que mejoran de forma significativa las tasas de supervivencia”, plantea El Haj.

En este sentido, la especialista agrega que “si una persona cae inconsciente de manera imprevista, lo primero que hay que hacer es llamar al servicio local de emergencias médicas y comenzar rápidamente las maniobras de RCP”.

Estas maniobras deben comenzar lo más rápido posible ya que se calcula que, por cada minuto de demora, se pierde un 10% de posibilidad de sobrevida y más allá de los 5 minutos, la probabilidad se reduce considerablemente. “La RCP –asegura El Haj- puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, por lo cual es fundamental que todos realicen un curso de capacitación”.

¿Cómo realizar las maniobras de RCP?

Si la víctima no responde y no respira con normalidad (o sólo jadea/boquea) llamar al servicio de emergencias y comenzar la RCP:

  • Verificar que la escena sea segura.
  • Acostar a la persona tendida de espaldas sobre una superficie firme y plana.
  • Retirar su ropa para dejar el pecho descubierto.
  • Colocarse de rodillas de manera perpendicular al cuerpo de la víctima, ubicar la base de una mano en el centro del pecho (sobre la mitad inferior del esternón) y la otra por encima de la primera.
  • Con los brazos firmes y sin flexionar los codos, comenzar a realizar compresiones con fuerza, rápidamente y de forma constante (el ritmo y frecuencia debe ser entre 100 y 120 compresiones por minuto).
  • Dejar que el tórax vuelva a su posición normal, y realizar las compresiones hasta que la víctima se recupere, o hasta la llegada de la ambulancia.
  • Si es posible, realizar una desfibrilación precoz.