La hepatitis consiste en un estado inflamatorio del hígado que se produce como respuesta a un mecanismo de daño de las células hepáticas y sus tejidos circundantes. Él o los agentes productores de daño hepático que conllevan a una inflamación pueden ser tóxicos (alcohol, fármacos, solventes, etc.), infecciones virales, infecciones por otros agentes y enfermedades inmunológicas.
En el caso de las enfermedades virales del hígado, según estimaciones recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aquejan a 325 millones de personas con sus cepas B y C, provocando un estimado de 1,4 millones de defunciones anuales.
“Se reconocen cinco virus que pueden causar hepatitis, pero los más habituales son reconocidos como A, B y C; y una infección con cualquiera de estas tres variantes puede ser un serio problema de salud. Este padecimiento ataca a actividades esenciales del hígado, como la desintoxicación de la sangre, el almacenamiento de vitaminas y la producción de hormonas que generan graves disfunciones orgánicas “, sostiene la doctora Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC.
Transmisión y síntomas
Los virus causantes de las hepatitis A y E son transmitidos principalmente por vía fecal-oral a través de agua y alimentos contaminados y por el sexo oral-anal. Los agentes causantes de las hepatitis B, C y D son transmitidos por contacto sanguíneo, sexual y vertical (madre-hijo). La prevalencia está asociada a determinadas prácticas que favorecen su transmisión, como el uso de material intravenoso contaminado para la inyección de drogas, las prácticas sexuales no protegidas y las transfusiones de sangre no controlada, y contacto con elementos cortopunzantes con la presencia del agente causal.
En su fase inicial, los síntomas son similares a los de un cuadro gripal, astenia y también pueden presentarse otros signos como orina oscura, urticaria, prurito, heces de color claro, la coloración amarillenta de la piel, los ojos y la lengua. En otros casos, la hepatitis no presenta síntomas hasta varios años posteriores a la infección, por ello el diagnóstico y el tratamiento precoz gracias a la detección con estudios específicos pueden evitar graves consecuencias.
¿Qué medidas podemos tomar para prevenirla?
- Mantener un buen nivel de higiene, lo que incluye el constante lavado de manos, el acceso al agua potable, necesaria para el consumo y limpieza de los alimentos, reposición hídrica diaria, etc.
- Protección sexual: debido a que la transmisión de algunas de ellas, como la hepatitis B se produce por contacto con fluidos infectados, como saliva, semen, etc.
- No compartir elementos de higiene personal como cepillo de dientes y tener cuidado con el uso de jeringas u objetos punzantes, especialmente durante la realización de tatuajes.
- Controlar el consumo de alcohol, medicamentos y el sobrepeso, ya que son agravantes de los síntomas.
- Respetar el calendario de vacunación: la vacuna contra la hepatitis B debe aplicarse a todos los bebés al nacer y a los adultos en riesgo, en tanto que la vacuna contra la hepatitis A debe aplicarse a todos los bebés al año de nacimiento. La hepatitis C no tiene vacuna, pero ya se desarrollaron tratamientos para combatir la enfermedad.