Científicos de la Universidad Nacional de San Martín, junto con el CONICET, trabajan en la creación de una vacuna contra el COVID-19 totalmente argentina. La “Arvac Cecilia Grierson», como se llamará la fórmula, es actualmente la iniciativa más avanzada a nivel nacional (aunque no es la única).
Esta vacuna está pensada para ser utilizada como refuerzo anual contra el COVID y está previsto que los ensayos clínicos con voluntarios se inicien a fines de este año o principios del siguiente, con el objetivo de probar su seguridad y eficacia en humanos.
Hasta ahora, los científicos a cargo de su desarrollo ya evaluaron su efectividad en roedores y observaron que la fórmula induce muy buena respuesta de anticuerpos neutralizantes y de linfocitos T. Asimismo, se pudo observar en el laboratorio que protege contra tres variantes circulantes en el país: Alfa (británica), Gamma (Manaos) y Lambda (andina).
Una vez atravesadas las fases 2 y 3 –para lo cual se deberá probar la vacuna en unos tres mil o cuatro mil voluntarios- la “Arvac Cecilia Grierson” podría ser utilizada para uso doméstico, y sumarse así a la producción nacional de la Sputnik V, a cargo de Laboratorios Richmond. Asimismo, sus creadores no descartan que podría ser exportada a otros países de la región.
Con impronta nacional
La vacuna argentina contra el coronavirus fue bautizada “Arvac Cecilia Grierson”, en honor a la primera médica argentina, graduada en 1889 en la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA. En tanto, el término “Arvac” se refiere a la tecnología de proteínas recombinantes. Para ello, se emplea un fragmento del Sars CoV-2, se lo purifica y, se lo combina con un compuesto que amplifica la respuesta del organismo.
Esta tecnología es muy segura y ya se utiliza en otras vacunas que forman parte del Calendario Nacional para prevenir distintas enfermedades (como la de la Hepatitis B o la del HPV), así como también la que desarrolló Cuba contra el COVID-19.