Anoche se conoció la triste noticia sobre la muerte de Agustina Posse, la actriz de 44 años que, desde hacía siete días, estaba internada en terapia intensiva a causa de un aneurisma cerebral.
Esta afección consiste en una dilatación anormal de una arteria del cerebro. Es producto de una debilidad de la pared arterial, generalmente congénita (es decir, presente desde el nacimiento), aunque también se pueden asociar a algunas enfermedades del tejido conectivo o a la poliquistosis renal.
Son levemente más frecuentes en las mujeres que en los hombres y la edad de mayor incidencia es entre los 35 y 60 años. Algunos de los factores que aumentan la posibilidad de su ruptura son el alcohol, el tabaco y la hipertensión.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, aproximadamente el 5% de la población tiene algún tipo de aneurisma en el cerebro, pero sólo pocos causan síntomas o ruptura. Además, pueden presentar diferentes tamaños: desde los llamados pequeños de unos pocos milímetros, hasta los gigantes que superan los 25 milímetros.
¿Cómo se manifiesta?
El síntoma más frecuente de la ruptura de una arteria del cerebro es una cefalea repentina y muy intensa, a la que los pacientes refieren como el peor dolor de cabeza que tuvieron en su vida. Este, además, puede estar acompañado por vómitos, somnolencia, confusión, dificultad para comunicarse o para movilizar los miembros, rigidez en el cuello, visión doble, sensibilidad a la luz, convulsiones y caída del párpado.
En algunos casos, puede ocurrir primero un pequeño sangrado que antecede a una hemorragia más importante, que muchas veces genera síntomas de alerta como cefalea.
¿Qué se debe hacer?
Ante la sospecha de que un paciente posee un aneurisma cerebral se debe concurrir de inmediato a un centro médico, donde se realizarán distintos estudios de alta complejidad de los vasos cerebrales que permitirán definir el tratamiento según la gravedad del caso.
Algunos aneurismas se pueden tratar por vía endovascular a través de los vasos sin la apertura craneal, desde el interior de la arteria; mientras que otros requieren cirugía convencional. En algunos casos, por su tamaño o ubicación, pueden no necesitar tratamiento y sólo se realizan controles con estudios de imágenes.
¿Se pueden prevenir?
Si bien los aneurismas no se pueden prevenir, sí se puede actuar sobre los factores de riesgo que aumentan la posibilidad de su ruptura: el tabaquismo, la hipertensión y el alcoholismo.