SECUELAS

Post-COVID, ¿Debo preocuparme por mi salud mental?

Una vez superada la enfermedad, cada vez más pacientes manifiestan distintos desórdenes neurológicos y psiquiátricos, que incluyen pérdida de memoria, estrés, ansiedad, insomnio, depresión, fatiga mental y pesadillas.

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Desde el inicio de la pandemia se habla de los efectos que puede causar el confinamiento y la distancia social en la salud mental. Desde pérdida de memoria hasta pesadillas, incluyendo el aumento del estrés, estas y otras patologías han afectado a la sociedad durante el período de convivencia con los protocolos por el COVID-19, pero afectan de forma particular a los ex pacientes de coronavirus.

Según los expertos, la pandemia ha acelerado en quienes han padecido COVID-19 la aparición de cuadros de ansiedad y depresión, generando consecuencias psicológicas que deben ser evaluadas y contenidas a tiempo por profesionales.

¿Por qué aparecen los síntomas? En primer lugar, la irrupción de la pandemia ha afectado la forma de interpretar y asimilar la realidad. Para muchas personas que no recibían un tratamiento psicológico, este cambio rotundo fue el puntapié para disparar síntomas generados por un estado de alerta y preocupación colectivo. De esto se desprende que independientemente de haber contraído el virus o no, la convivencia en un panorama pandémico predispone a situaciones de malestar psíquico.

A su vez, el confinamiento y aislamiento social, y para muchas personas la responsabilidad de estar al cuidado de un ser querido, o de atravesar la sensación de falta de aire y necesidad de asistencia respiratoria en el caso de cursar un cuadro de COVID, acarrean impactos emocionales.

Las manifestaciones psicológicas más comunes en aquellas personas que atravesaron el COVID son ansiedad y depresión, así como alteraciones en la memoria y en la atención, lo que impacta en la calidad de vida.

Estas manifestaciones “pueden llegar a expresarse hasta tres años después de la cuarentena o la exposición a la pandemia. Estas posibilidades se ven exacerbadas en poblaciones vulnerables como personal de salud y las personas en los extremos de la vida, niños y adultos mayores, sin olvidar a los adolescentes con sus implicancias particulares”, explica el doctor Alejandro Palma, profesor de la Maestría en Neuropsicofarmacología de la Fundación Barceló.

Los cuadros que pueden aparecer post-COVID pueden denominarse como “tsunami mental” o “neblina mental”, que se suman a otros como el “síndrome de agotamiento por exposición a las plataformas virtuales”, el síndrome por estrés postraumático, los trastornos de ansiedad, trastornos del sueño, síndromes depresivos y fatiga crónica, entre otros, según el profesional.

Depresión en aumento

Un reciente estudio realizado en Argentina demostró que el 8,7% de los mayores de 18 años presentarán trastorno depresivo mayor en algún momento de su vida, cuadros que se estarían incrementando por las características inéditas de esta pandemia.

Estos cuadros podrían ser consecuencia de la pérdida de seres queridos y los duelos complicados. Contribuyen también la falta de contacto social por el confinamiento, la postergación de los controles médicos y la interrupción -en algunos casos- de los tratamientos.

Estar triste de forma constante, sentir un vacío, tener sentimientos de desesperanza, tener dificultad para concentrarse o dormir, sentir irritabilidad, problemas con la alimentación o haber perdido el interés por los pasatiempos o las salidas con amigos, son algunos de los signos que deberían encender las señales de alerta y motivar una consulta.