INVESTIGACIÓN

Qué sustitutos de la sal sirven para bajar el riesgo de ACV

Es un consejo frecuente bajar el consumo de sal. ¿Pueden ser seguras las sales con menos sodio y más potasio? Tu médico es quien decide, sin embargo un estudio muestra resultados alentadores. Por el Dr. Ramiro Heredia | MN 117.882

Escrito en SALUD el

Usar una sal adicionada con cloruro de potasio puede mejorar las expectativas de vida, comparado con usar la sal común, que está compuesta en su totalidad por cloruro de sodio. Una investigación de la Universidad de Beijing ( China) sobre 21.000 personas permite ver con claridad esta ventaja. 

Si bien disminuir el consumo de sodio es una de las medidas con mejor relación costo-beneficio a nivel poblacional (y por eso los médicos clínicos nos inclinamos a sugerir el uso de especias o hierbas para realzar los sabores, antes que el uso de sustitutos), la investigación mostró que el uso de productos con mayor componente de potasio podría ser un camino muy valioso.

Se ha dicho que si todos en el mundo consumiéramos menos de una cucharadita de sal por día (5 gramos), se evitarían 2,5 millones de muertes anuales y esto es debido al sodio  que contiene la sal común. El mineral que modera los efectos del sodio en el organismo es el potasio, por esta razón muchas sales " bajas en sodio" tienen un porcentaje de cloruro de potasio. 

Por qué en China

China tiene un alto consumo de sal. Casi la mitad (45%) de la población china de 35 a 75 años tiene hipertensión arterial, lo que explica que en 2015, 2,3 millones de muertes se hayan relacionado con hipertensión arterial sistólica. Y se estima que el alto consumo de sodio causa una de cada siete muertes por enfermedad cardiovascular en ese país y casi el 30% de los accidentes cerebrovasculares.

La investigación se hizo en la Universidad de Beijing (China), con apoyo financiero del gobierno de Australia. Fue publicada muy recientemente, en septiembre de 2021, en  The New England Journal of Medicine (NEJM). Incluyó nada menos que 21.000 voluntarios, controlados durante casi 5 años, todos con alto riesgo cardíaco.

Si bien los investigadores del trabajo (titulado “Efectos de la sustitución de la sal sobre los eventos cardiovasculares y la muerte”) sabían que los sustitutos de la sal con niveles reducidos de sodio pero un aumento del contenido de potasio mostraron disminuir la presión arterial, se basaron en el desconocimiento de los efectos cardiovasculares y de aquellos en términos de “seguridad”, con el uso de estos productos.

De hecho, hay que remarcar que hasta ahora no se habían llevado adelante grandes ensayos clínicos controlados y aleatorizados en los que se hubieran demostrado beneficios claros en el uso de los sustitutos, y que sobrevuela cierta preocupación por el riesgo teórico de hiperpotasemia (aumento del potasio en la sangre por encima del valor normal) y muerte súbita asociada a arritmias cardíacas, por ejemplo en pacientes con insuficiencia renal crónica, en los cuales la eliminación del exceso de potasio en sangre puede ser un problema.

Para responder a estos interrogantes, el equipo chino llevó adelante una investigación en pacientes de 600 localidades rurales de China que, o bien tuvieran antecedentes de ACV, o 60 o más años e hipertensión arterial mal controlada. Es decir que todos los voluntarios eran considerados de “alto riesgo cardiovascular”.

 

Cómo se hizo

El trabajo se basó en el conocimiento de que el uso sustituto de la sal, con distintas proporciones de cloruro de potasio en su formulación, reduce en promedio 5 mm Hg la presión arterial sistólica, y 2 mm Hg, la presión arterial diastólica.

Los investigadores hicieron un ensayo de etiqueta abierta, randomizado, por grupos. “Etiqueta abierta” es un concepto distinto del famoso “doble ciego”: cada participante sabía qué estaba haciendo o recibiendo.

Se tomaron grupos de 35 participantes de cada una de las 600 localidades y se les asignó la pertenencia a una de dos ramas, al azar: un grupo tenía que consumir sustitutos de la sal (75% cloruro de sodio más 25% cloruro de potasio). El otro, sal común (100% cloruro de sodio).

Se les pidió que usaran la sal que les había tocado para “todo”. Desde dar sabor y cocinar hasta para preservar los alimentos.

Hubo un seguimiento periódico de estas personas durante casi 5 años (para ser exactos, 4,75 años). Se hicieron pruebas de laboratorio, mediciones de electrolitos en orina de 24 horas y controles de la presión arterial.

Considerando que el 19,8% de los participantes (4.172 personas) falleció en algún punto de los 5 años que duró la investigación, conviene remarcar el contundente riesgo cardiovascular previo de los participantes: 72,3%, historial de ACV; y buena parte de ellos, 60 años o más e hipertensión arterial diagnosticada, mal controlada (88%). La edad media de los voluntarios fue 65,4 años, y casi la mitad eran mujeres.

Cuáles fueron los resultados

El resultado primario medido fue la presentación de un ACV. A la vez, los resultados secundarios fueron lo que los médicos llamamos “evento cardiovascular mayor compuesto” (ACV no fatal, síndrome coronario agudo no fatal o muerte de causa vascular), así como la muerte por cualquier causa.

Por su parte, la seguridad fue medida en función del desarrollo de hiperpotasemia. También se midió la muerte súbita como un indicador clave en este sentido.

Ese casi 20% de decesos cobra un matiz muy distinto cuando se observan los resultados de la investigación, que mostraron beneficios consistentes en relación al uso de sustitutos de la sal a la hora de buscar reducir la presión arterial.

La tasa de ACV fue menor en el grupo que había usado sustitutos de la sal, con una disminución en la frecuencia del 14%, en comparación con el grupo que había usado sal regular o común. Lo mismo sucedió con el compuesto de eventos cardiovasculares mayores: un 13% menos frecuente en el grupo de la intervención. La muerte por cualquier causa fue un 12% menor en el grupo de los individuos que habían consumido sustitutos de la sal. En total fallecieron 4.172 personas durante el ensayo.

Respecto de la seguridad en el uso de sustitutos de la sal, prácticamente no hubo eventos adversos graves asociados a hiperpotasemia: solo un 4% más frecuentes en quienes habían usado esos productos.

Los cambios saludables

En este estudio, la disminución del sodio y su enroque por potasio no solo mostraron disminuir en forma independiente los valores de presión arterial sino también generar un efecto sinérgico, es decir, de suma.

Como se sabe, la principal fuente de sodio es la sal. Técnicamente son cristales de cloruro de sodio que consumimos con los alimentos: o ya fue agregada para su conservación o la sumamos nosotros después, en la cocción o para realzar los sabores.

Ese “después” (la cocción o el salero en la mesa, es decir, la llamada sal “visible”) representa nada menos que entre el 70% y 80% del exceso de sal que ingerimos.

Sin embargo, el consumo de sal “invisible” no es tampoco menor, ya que abunda en los alimentos procesados y ultra procesados, desde embutidos, quesos, salchichas, hamburguesas, snacks, galletitas saladas y también dulces, productos en los que, paradójicamente, el azúcar agregada tapa la sal, que es usada (como el glutamato de sodio, otra forma de sal “invisible”) para realzar los sabores.

Afortunadamente se comercializan sustitutos de la sal que, en un solo producto, reemplazan parte del cloruro de sodio de la sal regular por cloruro de potasio. Mantienen el sabor salado hasta con incluso un 35% menos de sodio. Muchos se adquieren en farmacias, pero también se los puede encontrar en supermercados.

 

FUENTE @ramiroherediaok