Si nunca te preguntaste por qué no encuentras solución a algunos problemas persistentes en tu salud, deberías tomar muy en serio la idea de aumentar los niveles de magnesio en tu dieta. El estrés, la irritabilidad del sistema nervioso, los dolores musculares, la diabetes y la hipertensión pueden disminuir con los niveles adecuados de este mineral. Por ejemplo, el magnesio regula la función de los músculos y el sistema nervioso, los niveles de azúcar en la sangre, y la presión sanguínea. Además, ayuda a formar proteína, masa ósea y ADN (el material genético presente en las células).También muchas personas han revertido estreñimientos de larga data solo con asegurarse un buen consumo de magnesio.
Uno de sus efectos más beneficiosos es que mejora el ph sanguíneo, lo que baja la inflamación del organismo en su totalidad.
¿Cuánto magnesio necesitas?
Por día, en diferentes etapas de la vida, necesitamos:
Bebés hasta los 6 meses de edad30 mg
Bebés de 7 a 12 meses de edad75 mg
Niños de 1 a 3 años de edad80 mg
Niños de 4 a 8 años de edad130 mg
Niños de 9 a 13 años de edad240 mg
Adolescentes (varones) de 14 a 18 años de edad410 mg
Adolescentes (niñas) de 14 a 18 años de edad360 mg
Hombres400–420 mg
Mujeres310–320 mg
Adolescentes embarazadas400 mg
Mujeres embarazadas350–360 mg
Adolescentes en período de lactancia360 mg
Mujeres en período de lactancia310–320 mg
¿Qué alimentos son fuentes de magnesio?
El magnesio se encuentra naturalmente presente en los alimentos sobre todo de origen vegetal y en los lácteos. Puede obtener las cantidades recomendadas de magnesio mediante el consumo de una variedad de alimentos, entre ellos:
- legumbres, nueces, semillas, cereales integrales, hortalizas de hojas verdes (como la espinaca)
- leche, yogur.
- Jugos verdes, ricos en clorofila
¿Y en suplementos?
Uno de los más recomendados es el citrato de magnesio, que se consume generalmente en polvo sin sabor disuelto en agua, una cucharadita diaria. También es común encontrarlo asociado a vitaminas y otros minerales. Su consumo no acarrea efectos secundarios, pero es conveniente que consultes a tu médico si sufres una enfermedad crónica, insuficiencia renal o hepática.