"Daño en el ADN y mutaciones somáticas en células de mamíferos después de la irradiación con un secador de esmalte de uñas" es el título del trabajo de investigación que viene causando alarma y revuelo en las redes sociales. Fue publicado en la revista Nature el 17 de enero pasado y desde entonces, las aguas se han dividido: ¿Es realmente tan peligroso?
El estudio, realizado por un grupo de científicos de la Universidad de San Diego, California, EE:UU, menciona que se midieron los efectos de las radiaciones UV de una cámara de este tipo en distintas líneas celulares animales y humanas. Esto dio por resultado, por ejemplo, que luego de tres sesiones consecutivas de 20 minutos ( lo que una persona haciéndose el esmaltado no recibe nunca, hay que aclararlo) se verificó la muerte de más del 60% de las células. Con distintos métodos de medición, se verificó que la radiación que emiten estas cámaras produce serios daños en estos tejidos vivos, aumentando las mutaciones, el riesgo de cáncer y el envejecimiento prematuro de las células.
Los rayos UVA componen la radiación que emiten estas cámaras de secado de uñas, muy populares hoy en día. El efecto de los rayos UVA es conocido: calificados como carcinógenicos tipo 1, los recibimos al exponernos al sol pero el problema, advierten los médicos, también se da en las camas de bronceado, por ejemplo. Y si bien desde hace dos décadas que se utiliza este tipo de esmaltado, ha tenido una difusión mundial en los últimos años.
"A pesar de la evidencia previa de carcinogenicidad de los rayos UVA de banda ancha (315-400 nm), la radiación UVA en subconjuntos de este espectro se usa ampliamente en un exceso de productos de consumo sin una evaluación exhaustiva de los posibles efectos cancerígenos y mutagénicos de estos productos. Un ejemplo destacado son los secadores de esmalte de uñas UV, que se han vuelto cada vez más populares en la última década", menciona la investigación." Recientemente, un pequeño número de casos de melanoma y no melanoma, reportados en la uña o en el dorso de la mano, también se han atribuido supuestamente a la exposición a la radiación UV emitida por los secadores de esmalte de uñas".
Millones de mujeres y hombres en todo el mundo recurren al esmaltado semipermanente, un procedimiento que da a las uñas un esmaltado muy duradero. El tema es que para que los esmaltes utilizados sequen (los rayos UVA convierten los oligómeros en polímeros) es necesario exponerlos a estas cámaras, donde se coloca la mano en distintos períodos cortos, que pueden sumar unos 10 minutos por sesión.
¿ Este estudio puede estar equivocado?
"Es importante señalar también que los resultados reportados en este estudio se basan en modelos de líneas celulares in vitro que, como todos los sistemas modelo, no emularán perfectamente la mutagénesis específica del sitio en seres humanos.", aclaran los investigadores. "Si bien este informe demuestra que la radiación de los secadores de esmalte de uñas UV es citotóxica, genotóxica y mutagénica, no proporciona evidencia directa de un mayor riesgo de cáncer en los seres humanos.", aclara después. Lo cierto es que el riesgo sería similar a las camas de bronceado, concluyen, y afirman que será necesaria más investigación.
¿Se puede proteger la piel?
La respuesta es sí.
Entre las lámparas de secado de uñas, están las que usan rayos UVA, las que usan led y las que tienen ambos. Elegir las que tienen led es la opción más segura.
En caso de utilizar las lámparas de rayos UVA, nos podemos proteger la piel de las manos primero, con protectores solares como bloqueadores, +65 FPS, aplicados en las manos unos minutos antes de iniciar la sesión, tanto para esmaltado como para remoción del esmalte. Otra opción son guantes protectores reutilizables (su valor en el mercado está en unos mil pesos). El único problema: por ahora no es fácil conseguirlos en tamaños medianos o grandes y no protegen las puntas de los dedos. Por último, este procedimiento es completamente estético, por lo que podríamos decidir espaciar su uso, sobre todo si tenemos piel de fototipo claro, hemos tomado mucho sol a lo largo de nuestra vida o tenemos antecedentes familiares de cáncer de piel.