El estrés se puede manifestar de diferentes formas, en función del tipo de estrés que se sufra o de la fase en que se encuentra cada persona. De este modo se intensifican a medida que se agrava y pasa de ser agudo a agudo episódico o crónico, o cuando sobrepasa la fase de alarma y se instala en la de resistencia o agotamiento.
Notamos el estrés en el físico, también en nuestras emociones y por supuesto, en cuanto a nuestra conducta y capacidades cognitivas. Lo sorprendente es que hay síntomas físicos que, una vez que el estrés comienza a ceder y disminuye, se alivian o desaparecen. En otros casos, sobre todo en personas introvertidas, puede ser la única señal del estrés sufrido un síntoma físico que se resiste al tratamiento.
Esto se debe a que el estrés desencadena un desequilibrio en las hormonas que mantienen los ritmos del organismo y también aumenta el grado de inflamación. En cada persona en particular, esta situación puede manifestarse en formas diferentes.
Presta atención a esta lista y consulta con tu médico.
Por ejemplo:
- La sudoración excesiva, especialmente en las manos.
- Los pies o las manos fríos
- Dolores del tipo de calambres intestinales.
- Diarrea o estreñimiento.
- Náuseas
- Dificultad para tragar
- Sequedad en la boca.
- Aparición de llagas en la mucosa de la boca
- Eczemas o picazón en la piel
- Temblores inexplicados, con el cuerpo en reposo.
- Cansancio súbito
Fuente: Sanitas