La historia de Patricia Galarza, una bella mujer emprendedora argentina que debió explantarse ( quitarse) sus implantes mamarios debido a la gran cantidad de síntomas físicos que le produjeron, no es conocida pero sí, frecuente. El síndrome de ASIA o, mejor dicho, la Enfermedad por Implantes Mamarios es una entidad médica reconocida en todo el mundo y aunque se la catalogue como rara, los casos se cuentan por miles.
Patricia decidió dar a conocer su historia en sus redes sociales luego de que fuera justamente a través de ellas que pudo identificar cuál era el síndrome que la aquejaba. En las redes sociales también encontró apoyo, contención y pudo tomar conciencia de cuántas mujeres batallan día a día con síntomas, médicos que no les dan soluciones y mucho, mucho miedo.
“En el 2018 tuve un recambio de implantes mamarios”, explica Patricia. “En 2020 empezaron los síntomas: gastritis, caída muy grosa de cabello, dolores varios, cervicalgia, eczemas en la piel, ojos secos, visión borrosa, y lo que para mí fue peor: pérdidas de memoria: se llaman nieblas mentales. La fatiga crónica la combatía con obligarme a ir a entrenar (…) Jamás dejé yoga y eso me ayudó muchísimo: sobre todo a usar distintos tipos de respiración ( pranayamas)”
Todos los chequeos y estudios le daban bien. “Los médicos decían: el estrés, o la menopausia, o la edad, o el ritmo de vida… Yo no estaba bien y cada vez estaba peor. En 2022 llegué a la información que había en redes, sobre el Síndrome de ASIA. Síntomas mayores y menores. Tenía muchos. Tenía ASIA. No tardé en tomar la decisión de la cirugía. El doctor me habló de cicatrices. Muchas cicatrices. No me amedrentó.”
Uno de los primeros obstáculos de las mujeres que quieren quitarse las prótesis debido a sus síntomas es que la mayoría de los cirujanos plásticos no “ reconoce” que este síndrome exista. “Fueron meses de consultas, estudios- cuenta Patricia - saber a quién mencionar el ASIA ( una reconocida mastóloga me "sugirió" ir a terapia por depresión). Aquellos que sí lo reconocen y trabajan en forma privada tienen aranceles que hacen imposible la cirugía para muchas mujeres-, entre 3000 y 4000 dólares."
El grupo Enfermedad de Implantes Mamarios Iberoamérica (en Instagram), con 40.000 seguidores (en Facebook es un grupo privado con más de 36.000 miembros) que es administrado por Angie Monasterio -quien tiempo atrás también difundió su caso en las redes sociales- fue donde Patricia encontró muchísima información acerca del ASIA y pudo comprobar que diariamente había mujeres que se enfrentaban a sus mismas angustias y malestares.
“Vale decir que no le va a pasar a todes los que se han implantado. Pero sepan, que hasta las de mejor marca y que te las venden de por vida, es obligatorio recambiarlas cada diez años. Y que aunque no se rompan, "sudan"... Y se va produciendo un microgoteo que es muy difícil de percibir hasta en una resonancia.”
Qué es el síndrome de ASIA
La reacción del organismo a la silicona se llama Síndrome Autoinmune Inducido por Adyuvantes (Autoinmune Syndrome Induced by Adjuvants, en inglés). Se trata entonces de una reacción autoinmune o inflamatoria poco frecuente, atribuida a una sustancia extraña al organismo. Algunos pacientes con implantes mamarios pueden manifestar síntomas relacionados con fatiga crónica, dolores articulares y musculares, boca y ojos secos y manifestaciones neurológicas.
“ El único tratamiento es la explantación- explica Patricia- el término médico es capsulectomía total y pexia. Yo pude finalmente hacer la cirugía en el Sanatorio de la Providencia el día 24 de mayo pasado.”
Para muchas mujeres que sienten malestares acceder a la información sobre la posibilidad de que estén desarrollando una afección autoinmune es algo devastador y no solo porque deban hacer una cirugía con sus riesgos para frenar el avance del problema.
El miedo a “ quedar mal” produce a menudo tanta angustia como los síntomas. Y cada caso es especial, por el tiempo transcurrido, y la historia médica. Patricia agradece a todos los que la apoyaron y le dieron confianza, sobre todo para elegir la salud por sobre la estética, aunque en ese punto está conforme con los resultados.
“Treinta días hace que recuperé mi energía vital, mis ganas de hacer, de crear. Aún no puedo retomar mis ejercicios. Tiempo de amorosidad para con mi cuerpa. ¡Se bancó tanto! Agradecida me siento. A la vida, a mí. ¡Aprendí a mirarme con amor! Me acepto y me siento orgullosa de lo que el espejo me devuelve”, publicó el pasado 24 de junio Patricia en su cuenta.
“Lo hago público porque yo también logré tomar consciencia por un posteo y me responsabilicé por recuperar mi salud.”
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