La enfermedad tromboembólica venosa (ETV) en cualquiera de sus formas (trombosis venosa profunda o embolismo pulmonar) es un proceso donde la sangre se coagula en el interior de las venas (trombosis), con las consecuencias de que un coágulo o parte de él se desplace hacia el pulmón.
No debe confundirse con la presencia de varices, ya que, aunque éstas pueden ser causa de ETV, son dilataciones venosas en las que no siempre existe un trombo que obstruye la luz de la vena. La localización típica de la trombosis venosas son las venas de la pantorrilla y del muslo.
De acuerdo con la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia, una de cada cuatro personas en todo el mundo muere a causa de enfermedades causadas por esta patología. En Argentina, según los datos de la Organización Mundial de la Salud, solo el 1% de la población se encuentra anticoagulada y se registran alrededor de 60 mil casos de tromboembolismo venoso entre los pacientes cada año.
Síntomas para buscar ayuda médica
En detalle, esta enfermedad ocurre cuando se interrumpe el flujo de circulación sanguínea dentro de la pierna, a partir de allí el coágulo comienza a causar dolor e hinchazón debido a la inadecuada circulación.
Cuando esto sucede parecen síntomas: principalmente el dolor localizado en el trayecto venoso de la pierna, que aumenta con la flexión dorsal del pie; el edema ( hinchazón) de la extremidad que es blando y progresa desde la raíz del miembro afectado, pesadez, aumento del calor en la extremidad y dificultad para el movimiento. En ocasiones existen síntomas generales, como fiebre, aumento de la frecuencia cardiaca y síntomas respiratorios, lo que ya indica un caso más serio de posible embolia pulmonar, que puede llevar a la muerte.
"Aunque la trombosis es un problema que debe abordarse con urgencia, a través de la prevención, el diagnóstico oportuno juega un papel clave para abordar y atacar el problema a tiempo, porque en la mayoría de los casos se están tratando las personas que ya están en estado crítico, y debemos crear conciencia para que consulten con profesionales de la salud y corran la voz de que existen tratamientos seguros y efectivos para las personas que ya padecen esta afección", explica Hélida Silva, Directora de Asuntos Médicos en Diagnósticos de Siemens Healthineers en América Latina
¿Cuáles son los factores de riesgo de trombosis?
Un estilo de vida sedentario es uno de los factores más comunes. Los músculos de la pantorrilla ayudan a bombear sangre desde los pies hasta el corazón a través de las venas y una persona sedentaria es más propensa a tener estos músculos inactivos.
Existen también otros factores que inducen a la trombosis y se suman al sedentarismo aumentando el riesgo.
- La genética, por ejemplo, es una de las principales causas, pues existen investigaciones que demuestran que las trombofilias ( tendencia a desarrollar trombos) pueden ser transmitidas de padres a hijos.
- La obesidad también es un factor de riesgo, puesto que el exceso de grasa corporal aplica una gran presión sobre las extremidades inferiores, dificultando la circulación de la sangre y propiciando el bloqueo y la formación de cúmulos de grasa en las paredes de las venas y arterias, causando no solo trombosis, sino también aterosclerosis, hipertensión e incluso accidentes cardiovasculares.
- El tabaquismo, por su parte, también estimula la rigidez y la formación de placas en las paredes de las arterias, con ello el flujo sanguíneo disminuye y aumentan las posibilidades de contraer trombosis.
- Una alimentación inadecuada también se relaciona con esta enfermedad, pues una dieta totalmente desequilibrada puede elevar los niveles de grasa en la sangre y dificultar su circulación.
- Otra de las causas que está relacionada con el padecimiento de la trombosis es la Várice, que afecta principalmente a las mujeres, ya que esta dilatación de las venas surge de una circulación sanguínea deficiente.
Por lo tanto, combatir el tabaquismo, promover una dieta saludable, prevenir y tratar las várices y diagnosticar trombofilias genéticas podría ayudar a detectar esta condición de manera temprana, evitando así posibles complicaciones futuras. Por ello, si te encuentras en alguno de estos grupos de riesgo, es muy importante que hagas un chequeo médico y conozcas las herramientas diagnósticas de esta afección.