Pronto se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos Alimentarios, precisamente el 30 de noviembre. En esta fecha, se busca conciencia sobre las condiciones de salud mental que afectan a millones de personas en todo el mundo.
La bulimia, la anorexia, el trastorno por atracón y otros desórdenes relacionados no solo impactan la relación con la comida, sino que también afectan profundamente la salud física y emocional de quienes los padecen.
Los trastornos alimentarios no son simplemente "malos hábitos" o "falta de autocontrol"; son enfermedades complejas que suelen tener causas profundas, muchas veces vinculadas a factores emocionales, sociales y genéticos. Esta jornada busca recordar que estos trastornos pueden afectar a personas de todas las edades, géneros y contextos, y que el estigma asociado a ellos a menudo impide que quienes los sufren busquen ayuda.
Las redes sociales y los medios de comunicación exponen constantemente imágenes idealizadas y cuerpos irreales. Este bombardeo de "perfección" ha hecho que muchas personas sientan presión por alcanzar ciertos estándares, afectando su autoestima y su percepción corporal. Aunque estas plataformas también han sido espacios para la creación de campañas de concienciación, su impacto puede ser negativo cuando refuerzan estereotipos poco saludables.
Datos claves para entender su alcance
Se estima que, en promedio, alrededor del 9% de la población mundial sufre algún tipo de trastorno alimentario en su vida.
Las personas con estos trastornos tienen un riesgo de mortalidad elevado debido a las complicaciones físicas y al riesgo de suicidio asociado.
El inicio de estos problemas suele darse en la adolescencia o juventud, aunque en los últimos años también se han identificado casos en adultos mayores y en niños cada vez más pequeños.
Para los familiares y amigos de personas en riesgo, es importante conocer algunas señales tempranas de alerta:
· Cambios bruscos en la alimentación, como dietas extremas o evitar ciertos alimentos sin motivo claro.
· Atracones o compulsión
· Ejercicio físico excesivo y compulsivo.
· Obsesión con el peso o la imagen corporal.
· Cambios emocionales, como irritabilidad, ansiedad y retraimiento social.
Ante cualquiera de estos síntomas, es vital acercarse de manera empática y evitar comentarios que puedan resultar invasivos o que refuercen la obsesión con la apariencia física. Buscar ayuda profesional es el primer paso para un diagnóstico adecuado y un tratamiento efectivo.
¿Cómo ayudar y contribuir a la concientización?
Estar bien informado sobre los trastornos alimentarios ayuda a comprender mejor las dificultades que enfrentan las personas que los padecen. También es muy importante, tanto en la familia como en nuestras amistades, fomentar un entorno en el que se hable de salud mental sin prejuicios ni estereotipos. Apoyar a las organizaciones que se dedican a informar y concientizar sobre estos problemas de salud es otra opción.