Tener dificultad para despertarse o levantarse de la cama se conoce en términos científicos como «inercia del sueño» y puede llegar a afectar negativamente los niveles de atención, estado de ánimo, energía y rendimiento para el resto del día.
Por el contrario, un despertar suave, relajado y sin esfuerzo puede predisponer a comenzar el día con una actitud más calmada y positiva, lo cual influye en las interacciones sociales, incrementa la productividad y el bienestar general.
Despertarse contento, entonces, tiene sus secretos. Desde ya, lo primero que se debe tener en cuenta es dormir la cantidad de horas suficientes para nuestra edad y nuestro ritmo de actividades. La falta de horas de sueño es un gran estresor. Pero si dormimos lo suficiente y aún así el día se nos hace una montaña por escalar cuando nos despertamos, es bueno conocer estos consejos respaldados por estudios científicos. Levantarse de la cama sin esfuerzo implica adoptar ciertos hábitos y rutinas en cuanto nos despertamos, pero sobre todo, implica adoptar ciertas medidas con antelación.
Un sueño de calidad es clave para tener un mejor despertar y para ello, una medida muy fácil de tomar es garantizar que no entra luz en nuestro dormitorio. La razón es que cuando hay luz, nuestro cerebro puede seguir mandando señales de que no es hora de descansar y en consecuencia, no descansamos profundamente.
Al mantener la habitación a oscuras, facilitamos que los ritmos circadianos se alineen con los ciclos de día y noche y, en consecuencia, durmamos mejor. Bajar totalmente las persianas, colocar unas cortinas opacas o usar una máscara para los ojos que bloquee la luz son algunas de las formas de garantizarnos oscuridad.
Por la misma razón, abrir las cortinas y las ventanas para dejar entrar mucha la luz del sol y un poco de aire fresco, está demostrado que facilita el despertarse y ponerse en acción por las mañanas.
Algo que perturba el sueño y que padecen muchas personas sin darle importancia es el uso de dispositivos electrónicos hasta casi la hora de dormir. Su luz altera la percepción que tiene tu organismo del día y la noche, por lo que se descansa menos profundamente y, en consecuencia, como el sueño es menos reparador, esa deuda de descanso se va haciendo mayor con el correr de los días.
Mantener el orden en el espacio donde dormimos proporciona una sensación de seguridad y facilita los primeros momentos del día, porque no perdemos tiempo buscando cosas. Nuestras madres tenían la costumbre de dejar la ropa preparada para el día siguiente, y ordenar antes de irse a dormir, lo que - hoy se sabe, científicamente comprobado - tiene un efecto positivo para quienes viven en la casa, que encuentran todo a disposición. El desorden, por el contrario contribuye a reforzar la idea de que empezar el día es difícil.
Otro aspecto importante a considerar es el uso de aromaterapia cuando te despiertes. Por ejemplo, el aroma a café recién hecho es muy efectivo para activarte por las mañanas, así que vale la pena prepararte uno o programar tu máquina de café para que tenga uno listo nada más levantarse. El efecto del mate es similar.
Por otra parte, fragancias como la limón o el eucalipto, que son refrescantes, se asocian con momentos relajantes y pueden ayudarte a sobrellevar los primeros minutos del día de manera más suave.
Otra buena táctica para despertarse más tranquilo y sintiéndose de buen humor es planificar el próximo día y ajustar el plan por la mañana. Empieza por dedicar unos minutos a la planificación del día, o mejor aún, planifica el día con antecedencia y simplemente repasa o ajusta tu plan por la mañana. Puedes establecer objetivos para el día que te ayuden a organizarte y definir claramente lo que quieres lograr, y luego usar una lista de tareas para anotar que necesitas completar para conseguirlos.
Hoy sigue vigente la agenda, como organizador eficaz y también existen apps de listas de tareas y calendarios para planificar tu día. Lo más importante, sin embargo, es elegir lo que menos estrese.