Casi todo el mundo experimenta problemas de audición de vez en cuando. Las causas comunes incluyen la acumulación de cerumen o líquido en el oído, infecciones de oído ... También, un grado leve de pérdida auditiva permanente es una parte inevitable del proceso de envejecimiento.
Sin embargo, hay algunos problemas auditivos que pueden aparecer en cualquier edad de la vida. El uso de auriculares, o un trabajo que nos expone a ruidos constantes pueden causar traumas acústicos, cuyos síntomas a veces confunden. Si sospechás que estás perdiendo la audición, debés consultar a un médico especializado en trastornos auditivos, otólogo u otorrinolaringólogo.
Estas son las preguntas que nos pueden ayudar a decidir si necesitamos una consulta.
- ¿Siempre estás subiendo el volumen de tu televisor, radio o celular?
- ¿Notas que te cuesta entender a algunas personas cuando te hablan, sobre todo si no están cerca?
- ¿Cuando vas a reuniones con bastante gente el murmullo te hace difícil seguir una conversación cercana?
- ¿A menudo tenés que pedir que te repitan lo que dijeron las personas que viven con vos?
- ¿Escuchas mal cuando hablas por teléfono, o sientes que escuchas mal de un oído?
- ¿Notás que no escuchas algunas alarmas o timbres?
- ¿La gente en tu entorno se queja de que nunca los escuchas (incluso cuando realmente lo estás intentando)?
¿Cuáles son las pruebas para la pérdida auditiva?
"Revisar" su audición es en realidad un proceso de varios pasos. Las pruebas duran sólo unos minutos y no son nada incómodas.
Si las pruebas preliminares del médico confirman su sospecha de que tiene problemas de audición, se le derivará a una evaluación audiológica, una extensa batería de pruebas realizadas por un audiólogo.
La serie de pruebas de audición realizadas por un audiólogo suele tardar entre 20 y 30 minutos. Esta ronda de pruebas se realiza en una cabina insonorizada. Escucharás los sonidos a través de cada oído por separado mientras usas auriculares.
El audiólogo realizará más de un tipo de prueba para evaluar si puede oír en frecuencias bajas, medias y altas. Pruebas adicionales evalúan qué tan bien escuchás y comprendes las palabras habladas.