Según el último informe Workmonitor de Randstad, el 33% de los trabajadores argentinos no aceptarían dejar de trabajar de manera remota. Este dato destaca una tendencia creciente, especialmente entre las generaciones más jóvenes, que ven el home office como una condición innegociable.
Con este nuevo paradigma, los hogares han pasado de ser simples refugios para convertirse también en espacios de trabajo. Ante este desafío, la clave está en crear entornos que favorezcan el bienestar y la productividad, integrando la vida personal y laboral en perfecta armonía.
El poder del color: transformar espacios para vivir y trabajar
El color es una herramienta poderosa para dar calidez, identidad y carácter a cada ambiente. “El diseño de los espacios debe fomentar la creatividad y la tranquilidad necesarias para equilibrar lo personal y lo laboral. El color es fundamental en este proceso”, comenta María Fernanda Domato, Arquitecta de Tersuave.
Hoy en día, los hogares no solo deben ser cómodos para vivir, sino también funcionales para trabajar. “La elección de los colores nos ayuda a crear un ambiente que se adapte a múltiples necesidades. Es una forma de liberar la imaginación y hacer que cada rincón sea realmente nuestro”, agrega la especialista. “La selección de tonos tiene que ver con los gustos personales, la funcionalidad del espacio y el estilo que se quiere instalar."
Algunas recomendaciones que podemos brindar para estos espacios donde trabajamos y pasamos varias horas del día son:
Usar colores que fomenten la productividad: Los tonos azules y verdes suaves son conocidos por ayudar a la concentración y mantener una atmósfera tranquila, ideal para largas jornadas de trabajo. El verde es particularmente bueno para espacios creativos y de reflexión. Incorporar colores estimulantes con moderación: Si se necesita un toque de energía, agregar detalles en tonos amarillos o naranjas puede estimular la creatividad y el dinamismo. Se recomienda usarlos en pequeñas dosis, como en una pared de acento, muebles o decoraciones, para no sobrecargar el espacio.
Optar por tonos neutros si se busca un ambiente profesional: Colores neutros como gris suave, beige o blanco roto ayudan a mantener una atmósfera limpia y sin distracciones. Funcionan muy bien para reuniones virtuales, ya que son fondos que no distraen.
Aprovechar la luz natural: Si el espacio de “office” tiene buena iluminación natural, se pueden usar colores más oscuros sin que el ambiente se sienta pequeño o cerrado. Sin embargo, si se cuenta con poca luz natural, es mejor optar por tonos claros que reflejen más luz y hagan el espacio más luminoso.
Considerar el contraste: Es aconsejable elegir un color principal para las paredes y combinarlo con tonos contrastantes en accesorios como estantes, sillas, cuadros o cortinas. Esto añade dinamismo y personaliza el espacio sin comprometer su funcionalidad.
Colores cálidos para un toque acogedor: Si se prefiere un espacio que inspire relajación, se pueden usar tonos cálidos como terracota o beige. Estos colores crean un ambiente acogedor y confortable, lo que es útil si se pasan largas horas en la oficina.
Una paleta coherente: Es importante asegurarse de que los colores que elegidos combinen con el resto de la decoración, como muebles, alfombras o plantas. Una paleta armoniosa crea un entorno visualmente agradable y equilibrado.
En síntesis, como explica la experta, crear un entorno que fomente tanto la calma como la creatividad contribuye directamente a mejorar la calidad de vida y trabajo.