Cuando nace una beba existe la costumbre de ponerle aritos. Aunque algunas familias prefieren esperar a que sea mayor y decida por sí misma, en muchas es una tradición colocarlos a los pocos días o incluso a horas de nacida. La decisión para ponerlos o no es muy personal y se relaciona con la estética, las tradiciones y no con la salud. En el caso de nacimientos múltiples también puede ser una razón de practicidad. Aritos diferentes permiten diferenciar bebas idénticas
Los pediatras suelen recomendar hacer la perforación en los primeros días de vida, ya que el lóbulo de la oreja es más delgado y fácil de perforar, pero solo en bebés que superen los 3 kg de peso. No obstante hay que tener en cuenta que como con cualquier otro procedimiento que implique perforar la piel, existen ciertos riesgos, aunque poco frecuentes: enrojecimiento, inflamación, dolor, infección, alergias, formación de queloides (crecimiento excesivo del tejido cicatrizal) y sangrado. Otra complicación rara pero no imposible es que el aro se desprenda y el bebé lo trague, lo que podría llevar a que pase a la vía aérea. Si un aro se pierde y no es encontrado, no se debe descartar que lo haya ingerido.
En cuanto al dolor o las molestias, la perforación del lóbulo puede causar cierta incomodidad. Si esto ocurre para aliviarla, es recomendable aplicar frío local antes del procedimiento o realizar la perforación mientras la bebé se alimenta, ya que la succión la relaja. Como los recién nacidos no tienen desarrolladas sus defensas será necesario esperar a que el bebé reciba al menos la primera dosis de vacunas, realizar el procedimiento con personal calificado bajo normas de asepsia, y utilizar aritos de material tipo oro, que reduce el riesgo de alergias. Además, se aconseja que el broche cubra toda la parte trasera del arito y que no se retire hasta pasadas 4 o 6 semanas, aplicando alcohol o ungüento antibiótico tres veces al día y girándolo diariamente.
El material del primer arito debe ser hipoalergénico, preferiblemente de oro sólido de 14 o más kilates, aunque esto no garantiza la ausencia de reacciones alérgicas. Se desaconsejan los aritos de plata por el riesgo de posibles alergias, también los que cuentan con filos cortantes porque pueden herir la piel del bebé. Los aritos recomendables son los pequeños y redondos que queden pegados a la oreja, evitando que se enreden con la ropa. Nunca se deben colocar aros colgantes, ya que el bebé podría tirar de ellos y lastimarse. Los llamados "abridores", de 3 o 4 mm, son ideales para recién nacidos y pueden usarse hasta pasado el primer año.
Es fundamental que los aritos sean cómodos. Los recién nacidos pasan la mayor parte del tiempo durmiendo y un aro que les moleste podría impedirle conciliar el sueño.También es importante mover y limpiar los pendientes con regularidad para evitar la acumulación de suciedad en la parte posterior.
Después de bañar al bebé es aconsejable mover los aritos hacia delante y hacia atrás, para que la cicatrización del orificio sea la correcta. Si se observa que las orejas están enrojecidas, presentan algún tipo de hinchazón o exceso de calor, si se nota que apareció pus será necesario una inmediata consulta con el pediatra para descartar o tratar una posible infección. Sin embargo, estas complicaciones no son frecuentes, como indica la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP por sus siglas en inglés) si la perforación del lóbulo se hace de forma correcta y luego se realiza un seguimiento cuidadoso, hay pocos riesgos, más allá del momento en la que se la decida hacer.