La depresión y la tristeza no son exclusivas de la vejez pero es el caso de los adultos mayores el que enfoca la especialista Graciela Spinelli, Lic. en Gerontología y responsable del Dpto. de Gerontología de la Residencia y Centro de Rehabilitación Los Pinos. La salud mental de quienes ya han transitado un largo camino puede ser el motivo de preocupación de familias completas, sumado a los fantasmas del deterioro neurológico y de enfermedades preexistentes. Para Spinelli, reforzar el sentido del humor como una actitud ante la vida es de gran ayuda para cuidar mejor a quienes ya nos han cuidado.
"Cuando las personas mayores se acercan con confianza a los profesionales, expresando sentimientos de desánimo, angustia, soledad o tristeza, la respuesta a menudo se centra en la prescripción de medicamentos (muchas veces esperados por la misma persona) que deposita en esa pastillita cualidades mágicas. No es una crítica al profesional de la salud que la prescribe, sino una reflexión sobre la limitación de tiempo para indagar en las causas subyacentes de esos síntomas. Hoy el sistema de salud enfrenta esta realidad, en muchos casos colapsados de consultas por demanda espontánea, " explica. "Las personas pueden recurrir un domingo a la tarde por ejemplo, que se sabe que es un momento clave a una guardia presentando cuadros de ansiedad o de dolor solo por la necesidad de ser atendido por otro ser humano, alguien que lo mire y se ocupe de él. "
El apoyo familiar, entornos de cuidado compasivos y una rehabilitación centrada en el individuo pueden marcar la diferencia crucial. Al unir fuerzas en estos aspectos, no solo enfrentamos la depresión tan temida a cualquier edad, sino que también damos apoyo a todo el círculo familiar, ya que las distintas generaciones se ven afectadas en una u otra forma.
Cambios positivos en la salud
En este camino es donde verdaderamente adquiere importancia el sentido del humor. Se trata de una capacidad propia del ser humano y es una fortaleza que genera cambios positivos en el organismo y la salud. "El sentido del humor nos permite reaccionar mejor ante situaciones estresantes al poder reinterpretar los acontecimientos bajo una perspectiva distinta, permite afrontar emociones como el enojo, la tristeza y la depresión, e impacta en la salud física y emocional al fortalecer el sistema inmunológico y reducir los niveles de estrés" expresa Spinelli. "Es especialmente importante durante la vejez ya que ayuda a abordar los cambios, los desafíos y los obstáculos inesperados fomentando la resiliencia."
Para la experta en cuidado de personas mayores, el sentido del humor es una actitud de vida." La actitud con la que tomamos las cosas es la gran diferencia. Al aceptar la diversidad, salir al mundo a disfrutar con la intención de aprender, de flexibilizar la mirada, de mantenernos inquietos y motivados, la vejez puede convertirse en la etapa de la vida más activa derribando por completo ese mote de clase pasiva ya tan caduco," afirma.
Spinelli propone distintas formas de integrar el humor a la vida diaria: "Desde la creación de entornos positivos y estimulantes para promover la relajación y el buen ánimo; la organización de reuniones y actividades sociales donde se pueda compartir con otros; la participación en actividades recreativas como juegos, grupos de teatro o de charlas; ver comedias, programas humorísticos, todas ellas son estrategias para potenciar el humor, la risa y el bienestar."
La lic. en Gerontología insiste en que puede ser necesario desaprender aquello que durante años se nos inculcó, sobre todo en cuanto a la regla no escrita de la sociedad actual en que no es conveniente expresar las emociones. "Sólo cuando nos vaciamos de todo aquello que nos condiciona y limita, podremos hacer lugar para aquellas cosas que pueden enriquecer la vida y otorgarnos la posibilidad de ser felices "hasta la muerte y no hacia la muerte", aconseja.