La alimentación de las personas jamás tuvo tantos cambios como en los últimos cincuenta años, con el auge de los procesados, la ingeniería genética aplicada a los cultivos y los métodos de conservación novedosos. Uno de los cambios que ya se está anticipando involucra a un básico: la leche.
No solo hablamos de las llamadas “ leches vegetales”, como la de soja, avena, arroz o almendras, sino de una especie conocida en el mundo hace milenios cuya leche viene ganando terreno, en algunos países de Asia y Africa, e incluso tímidamente, en Europa.
Se trata de la leche de camella, que según las investigaciones plasmadas en numerosos artículos científicos, puede ser más beneficiosa para los seres humanos que la de vaca e incluso la de cabra. Y más aún, podría estar más disponible en el futuro.
Menos alergias y más protección cardiovascular
Un artículo reciente publicado en la revista Food Chemistry consigna que la leche de camella carece de una proteína, la betalactoglobulina, que es uno de los principales alergenos de la leche de vaca. Esta proteína es el 50% de las proteínas que están en el suero de la leche. Si bien es muy valorada por sus propiedades saludables, la betalactoglobulina puede ser la causa de que muchas personas no puedan consumir leche de vaca.
Comparativamente, la leche de camella ofrece un alto porcentaje de Omega 3, Calcio, Hierro, Potasio y Vitaminas A, B y cinco veces más vitamina C que la leche de vaca. Es un gran aliado para eliminar las toxinas del intestino y es muy baja en calorías, tan solo 48 Kcal en 100 gramos. Con estas características, se muestra más saludable para quienes deseen prevenir trastornos cardiovasculares. También, mediante el control de la alimentación, es posible obtener leche de camella baja en lactosa, según se consigna.
Las vacas del futuro
El camello es resistente a las temperaturas extremas y a los climas desérticos, por lo que ante la perspectiva del cambio climático y la desertización de zonas hoy fértiles, estos mamíferos podrían ser una fuente de alimento que se adapte al nuevo entorno.
Los científicos aplicados a la industria alimentaria destacan que desde hace miles de años, la leche de camella es soporte nutricional de muchos pueblos africanos y árabes, que no solo la beben sino que además elaboran con ella yogur y quesos. También se puede elaborar un fermentado, el kéfir de leche. Actualmente, se produce no solo en países como Somalía y Kenia, sino en Australia y España.
Un cambio de hábitos
¿Estará disponible en las góndolas la leche de camello en un futuro cercano? Ya se puede consumir en muchos países y quienes lo hacen explican que es menos dulce que la de vaca.
En nuestro país, ganadero por excelencia, parece impensable pero es cierto que los hábitos no solo se modifican por gusto sino también por necesidad y conveniencia; para las próximas generaciones, la leche de camella podría ser un alimento habitual.