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La tierna hazaña de Milenka: por qué el gateo es clave en el desarrollo de los bebés

Milenka, la hija de Marley dio sus primeros pasos sobre cuatro apoyos y abrió la conversación sobre un momento fundamental en la infancia. Qué dicen los pediatras sobre el gateo, por qué no todos los bebés lo hacen igual y cómo estimularlos sin presiones.

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"Y un día arrancó el gateo", así anunció Marley que Milenka lanzaba sus primeros movimientos de gateo, transformando un momento familiar en una ventana hacia un desarrollo fascinante. En las imágenes se puede ver a la beba esforzándose por moverse hacia un juguete que su hermano mayor, Mirko, colocó a unos pasos de distancia para motivarla. La pequeña lo observa con concentración, estira sus brazos y, con una mezcla de curiosidad y determinación, empieza a desplazarse por el piso. Cada movimiento es recibido con aplausos y risas de Mirko, feliz con los avances de su hermana. "Se está moviendo, se está moviendo", exclama feliz.

Esa escena, cargada de ternura, nos invita a detenernos un rato para pensar: ¿qué representa el gateo en la vida de un bebé? ¿Por qué algunos lo hacen de formas distintas? Y sobre todo: ¿cómo podemos acompañar esa etapa con cariño, conocimiento y paciencia?

Milenka comenzó a gatear (Instagram)

Desde el punto de vista del desarrollo infantil, el gateo es un hito fundamental: permite al bebé unir fuerza muscular, coordinación motora y curiosidad por explorar su entorno. Al arrastrarse con manos y rodillas, empieza a fortalecer brazos, tronco, caderas y piernas, y a consolidar el equilibrio necesario para pasos posteriores. Además, ese movimiento cruzado —mano derecha con rodilla izquierda, mano izquierda con rodilla derecha— favorece la integración entre hemisferios cerebrales, algo esencial en el desarrollo neurológico temprano.

Milenka y el hito del gateo

Al observar a Milenka a algunos le llamó la atención que en vez de ponerse "en cuatro patas", la beba reptaba. Es necesario enfatizar que no todos los bebés gatean igual, ni todos lo hacen al mismo momento. Algunos adoptan el patrón clásico de cuadrupedia (manos y rodillas), otros se desplazan “reptando” o arrastrando el cuerpo apoyados en el vientre, algunos gatean con los pies en lugar de las rodillas, y hay quienes incluso pasan directamente a ponerse de pie sin un gateo formal. Algunas razones pueden ser diferencias en tono muscular, en nivel de estimulación motora, e incluso en el temperamento del bebé (unos más audaces para explorar, otros más cautelosos). Importante: la ausencia de un gateo tradicional no siempre indica un problema neurológico, siempre que otros hitos del desarrollo (sentarse, gatear de alguna forma, dar pasos) se presenten de forma armoniosa.

Mirko estimuló a Milenka con un juguete para que ella quisiera alcanzarlo y se largara a gatear.

La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) sostiene que el juego y la motricidad en el bebé son pilares del crecimiento saludable. En sus documentos sobre juguetes y entornos seguros, la SAP señala que “jugar tiene un papel esencial para el desarrollo integral de los niños”, fomentando no solo la actividad corporal sino también la cognitiva y emocional. En ese sentido, asegurar que el bebé tenga espacio para moverse libremente y acceso a objetos seguros para explorar es una forma de nutrir esa etapa motriz.

Por su parte, el Hospital Garrahan, en su área de crecimiento y desarrollo, afirma que el seguimiento del desarrollo infantil requiere observación multidisciplinaria. Si bien no se suele referir públicamente a un protocolo exclusivo del gateo, dentro de su enfoque de desarrollo recomiendan acompañar al bebé en cada fase —apoyo motor, fortalecimiento muscular, adaptación del ambiente— para detectar precozmente eventuales retrasos o necesidades de estimulación.

¿Cómo estimular el gateo de manera segura y respetuosa? Primero, facilitando momentos de “tiempo boca abajo” (tummy time) desde edades tempranas, para que el bebé fortalezca los músculos del cuello, espalda y hombros. Luego, colocar objetos atractivos a una corta distancia, de modo que el bebé quiera desplazarse para alcanzarlos; usar túneles de tela, pelotas blandas o bloques livianos ayuda a motivarlo. También es muy valioso acompañar al bebé gateando: si alguien se pone a su lado y avanza un poco, lo estimulará con el ejemplo. Eso sí: nunca empujarlo ni forzar la postura; el desarrollo motriz aparece cuando el bebé está listo.

Un punto clave que enfatiza la SAP es evitar dispositivos contraproducentes, como el andador tradicional. En su “Consenso sobre mobiliario infantil seguro”, la SAP advierte que el uso de andadores puede interferir con un desarrollo natural del equilibrio, retrasar el gateo y fomentar patrones motores poco adecuados. Esa postura coincide con recomendaciones internacionales: dejar que el bebé use su propio cuerpo, apoyado en manos y rodillas, es la vía más segura y provechosa para el fortalecimiento.

Durante este viaje motriz resulta imprescindible chequear que no haya potenciale peligros. Habrá que tomarse un tiempo para eliminar riesgos (enchufes sin protección, objetos pequeños al alcance, escaleras sin barreras) y crear un espacio acolchonado pero seguro. Celebrar cada mini avance —un empujón de rodillas, una manito adelantada, un desliz corto— con palabras de aliento estimula la motivación del bebé.

En definitiva, cuando Milenka comenzó a gatear, fue mucho más que un impulso hacia adelante: está construyendo raíces profundas en su desarrollo motor, emocional y cognitivo. Y aunque cada bebé recorra este camino de distinto modo, lo esencial es acompañarlo con respeto y alegría. Porque gatear no es solo moverse: es empezar a descubrir el mundo con sus manos, sus rodillas y su corazón.

 

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