Cuando el embarazo deja atrás las náuseas del comienzo y la panza empieza a asomarse, muchas embarazadas sienten que entran en un lugar nuevo: menos incertidumbre, más movimiento. Dos figuras que últimamente nos muestran ese pasaje en tiempo real son Juana Repetto y Oriana Sabatini. Juana, que transita su tercer embarazo en medio de cambios personales llamó la atención de sus seguidores al hablar de nervios y complicaciones propias de este momento de gestación.
Oriana, por su parte, compartió con emoción cómo crece su pancita y se la vio radiante. Sus historias son distintas, pero dialogan con algo común: el segundo trimestre es la etapa en la que muchas mujeres empiezan a sentir —y a disfrutar— de verdad que hay una vidita gestándose dentro suyo.
¿Qué ocurre en el cuerpo y la vida cotidiana entre las semanas 13 y 27? Primero: el bebé crece y se mueve. Hacia la mitad del segundo trimestre muchas mujeres perciben las primeras patadas, el llamado “quickening”; el feto pasa de unos pocos gramos a varios cientos de ellos y empieza a tomar forma reconocible. Ese crecimiento trae alivio para muchas porque las náuseas disminuyen y la energía vuelve: es la famosa “ventana dorada” para quien puede sentirse más activa.
En lo práctico y médico, el segundo trimestre es cuando se realizan controles clave. La ecografía morfológica —generalmente entre las semanas 18 y 22— permite evaluar el desarrollo anatómico y detectar malformaciones estructurales; por eso los especialistas destacan la importancia de hacerla con centros y profesionales certificados. También se programan análisis para detectar anemia, cribado de diabetes gestacional (habitualmente entre las semanas 24 y 28) y pruebas serológicas según riesgos locales. Las consultas prenatales continúan en un esquema recomendado por la Organización Mundial de la Salud: contactos periódicos para seguimiento y detección precoz de complicaciones.
Los cambios físicos son visibles y variados: la panza se redondea, la piel puede mejorar por el “glow” hormonal o mancharse (las famosas estrías empiezan a aparecer), los pechos crecen y las encías se inflaman con más facilidad. También aparecen molestias frecuentes: acidez, dolor lumbar, congestión nasal, calambres y varices. La fatiga puede reaparecer a ratos, sobre todo cuando se suman las exigencias cotidianas o el estrés emocional. Los profesionales aconsejan ejercicios suaves, fortalecimiento del suelo pélvico y cuidado postural para aliviar dolores y preparar la musculatura para el parto.
Hay factores de riesgo que requieren vigilancia estrecha: la diabetes gestacional, la hipertensión inducida por el embarazo (preeclampsia) o infecciones como el parvovirus pueden complicar el curso normal y suelen detectarse o manifestarse en el segundo trimestre. Por eso el control médico no es burocracia: es la herramienta que permite actuar a tiempo y minimizar riesgos para madre y bebé. En la Argentina, consensos y guías nacionales actualizan recomendaciones sobre cribados, vacunas y manejo de complicaciones para adaptarlas al contexto local.
¿Qué se puede hacer en casa para transitar mejor este tramo? Algunos consejos prácticos y avalados por sociedades científicas: mantener una alimentación equilibrada y adecuada al índice de masa corporal pregestacional (evitar excesos de azúcares simples para prevenir la diabetes gestacional), hidratarse, hacer actividad física moderada según indicación médica, realizar ejercicios de piso pélvico y cumplir con el calendario de vacunas (vacuna antitetánica y dTpa, influenza y recomendaciones actuales según riesgo). Además, dormir de costado, usar almohadas de apoyo y programar las consultas con el obstetra ayuda a manejar la ansiedad.
Volviendo a Juana y Oriana: sus posts y declaraciones sirven para recordar dos cosas: cada embarazo es singular y, aun cuando las famosas comparten imágenes, detrás de cada sonrisa puede haber miedos, controles y decisiones médicas. El segundo trimestre es un momento de transición —más regodeo con la noticia, más controles, más movimientos— y, sobre todo, una etapa ideal para afianzarse en el cuidado: seguir con los controles, preguntar todo en la consulta y hacer comunidad con otras embarazadas. La buena noticia es que, con seguimiento profesional y hábitos saludables, la mayoría de las mujeres atraviesa estas semanas con salud y con la sensación —por fin— de tener al bebé cerca.