Nacieron entre 1997 y 2012, tienen entre 12 y 27 años. Los llaman " la generación de cristal", porque al parecer son extremadamente vulnerables en el aspecto emocional, tienen muy poca tolerancia a la frustración y cuestionan las normas o ideas que sus padres esperan que acepten con naturalidad. Visto así, no podríamos diferenciar a este grupo de otros en la adolescencia...
Sin embargo, la generación Z, que hoy abarca el 35% de la población mundial ( se calcula que en Argentina es el 28%) se encuentra en una bisagra de la historia, viviendo cambios muy acelerados e importantes. En sus pocos años conoció lo que otras generaciones no experimentaron en toda su vida, mientras ellos mismos estaban en crecimiento y formación, lo que los marca indefectiblemente.
¿La generación de cristal?
Esta forma de referirse a la generación Z se utiliza en forma peyorativa, para referirse a estos chicos y jóvenes a los que se tilda de débiles, impacientes, soberbios... Lo que si puede decirse objetivamente es que tienen un alto nivel de sensibilidad ante los problemas; lo que al mismo tiempo, los vuelve más críticos ante la realidad social.
Hay que destacar que los casos más visibles son los de integrantes de la generación que pueden difundir sus ideas gracias a sus posibilidades económicas, pero existe una percepción de que, gracias a las redes sociales, todos pueden acceder a recibir apoyo y ser tenidos en cuenta. La virtualidad, que difumina sus limites con lo físico constantemente, ofrece respuestas rápidas a sus pedidos y necesidades; están " acostumbrados" a no esperar, a no esforzarse.
¿Cómo se contrapone esto a los requerimientos de esfuerzo, disciplina, autocontrol, voluntad y paciencia de la vida cotidiana? Todos estos valores se ponen en duda. ¿Son necesarios para tener éxito, un objetivo de la generación anterior? Y más que nada: ¿Valen la pena? ¿Funcionaron para los que los precedieron? Sus mayores a menudo cometieron errores y la generación Z cuestiona todo.
En este grupo, existe una menor tolerancia ante las injusticias. Temas como la discriminación, el bullying, el racismo, les son especialmente sensibles. "Algo que se nos critica bastante por personas mayores puede ser la importancia que le damos a la salud mental. Es común que nos cuenten todas las historias de maltrato y abusos que tuvieron que soportar para salir adelante en la vida, pero eso no significa que tengamos que vivir lo mismo que en aquellos años. El derecho a la salud implica la salud mental. Por ejemplo, el combate al bullying permite que estudiantes de todos los niveles puedan tener un mejor desarrollo libre de violencia", afirma Salvador López Chavez, de la Universidad autónoma de México, en su ensayo en defensa de su generación.
A favor, los centenials quieren un mundo más justo, exento de discriminación, con más libertad; valoran mucho la amistad, antes que a la familia. También tienen una gran capacidad de desarrollar una mayor inteligencia emocional.
Violencia, covid y realidad virtual
A nivel global, la generación Z no ve el mundo como un lugar seguro. El terrorismo, las conspiraciones, la cambiante política internacional, la guerra y la violencia de su entorno cotidiano forman parte de sus vidas desde muy pequeños. La inestabilidad económica crónica o las crisis globales, como las del 2008, suman a esta idea de inseguridad e instalan desconfianza sobre las instituciones que sus padres y abuelos aceptaban. Y a esto como frutilla del postre, se agrega la incertidumbre por el deterioro de las condiciones ambientales del planeta, la necesidad de accionar "para que haya un futuro" y la crítica a lo que generaciones anteriores propiciaron, como la contaminación y el calentamiento global.
A esta generación, por otra parte, la pandemia de Covid 19 la afectó profundamente en su educación, trabajo y vida social. "El estrés psicosocial propio y de sus cuidadores, el temor a la enfermedad y la muerte, el aislamiento o hacinamiento en algunos casos y el sedentarismo, son estresores comprobados que influyeron en su presente y los años futuros, con efectos en su salud mental en algunos casos devastadores, con pérdida de familiares y amigos y aislamiento prolongado, en medio de una época vulnerable de por sí, como es la niñez y adolescencia" , según una investigación de La Fundació Orienta, dedicada al bienestar de niños y adolescentes con sede en Barcelona.
Otra perspectiva importante en la generación Z es la tendencia en educación que se instaló en los últimos 25 años ( aunque comenzó en los años 60 del siglo XX) por la que, para no socavar la autoestima de los niños, estos debían ser siempre premiados por mínimos logros. Esto puede derivar en que esperen el premio o la recompensa siempre e incluso antes de comenzar la tarea que se les pide. También, como están acostumbrados a que en su realidad virtual se obtiene todo rápido, si no tienen un adecuado equilibrio en su vida cotidiana con actividades que los conecten con los límites del mundo físico ( deportes, por ejemplo) todo lo físico les parece lento y esto los desalienta. Cuando su autoestima se pone en duda, porque no son perfectos ni merecen todo lo que quieren, quedan desprotegidos. Los " haters" pueden despedazarlos.
Qué hay en la cabeza de un Z
Para todos aquellos que tienen un Z en casa, es probable que todo lo que sigue no suene nuevo, pero vale la reflexión.
Son nativos digitales. Crecieron rodeados de tecnología. Se acercan a las plataformas digitales, las redes sociales, las aplicaciones y los dispositivos móviles con gran facilidad. El papel, la escritura a mano, la música en un CD, las películas en el cine, la interacción presencial y muchos signos de generaciones anteriores para ellos son casi desconocidos. Aunque otras generaciones fueron absorbiendo estos cambios gradualmente, para los Z lo anterior directamente no formó parte de su realidad. Cómo estos cambios influyen en el desarrollo de la mente de esta generación está aún en investigación.
La posibilidad de acceder a información global también les da una perspectiva diferente a la de sus padres o abuelos, que tenían al entorno cercano como referente. Tienden a involucrarse con causas sociales, especialmente en temas de igualdad, libertad y justicia, forman comunidades digitales, pueden recibir información a nivel global y siguen influencers en las áreas que les interesan desde cualquier lugar del mundo. Están expuestos a engaños con más facilidad que cualquier otra generación en la historia, también.
Sensibilidad y estrés, un punto crítico. Estos centenials experimentan altos niveles de estrés, debido a la presión social en redes y la constante exposición a problemas globales, lo que incrementa su vulnerabilidad emocional, en formas que otras generaciones no han conocido.
En una sociedad donde las nuevas ideas se imponen por el número de personas que afirman que son ciertas y la velocidad con que se difunden más que por su veracidad, la generación Z vive todos los días la sensación de que lo que " se sabe" es efímero. Esto de por sí ya es un factor de ansiedad potente.
Apoyan la libertad de género y tienen nuevas ideas de familia. Ideas que parecían mayoritarias respecto a género hasta hace algunas décadas les resultan difíciles de aceptar. Rechazan los roles tradicionales de género y apoyan la libertad de expresión de identidad de género, promoviendo el respeto hacia las personas no binarias y transgénero. Muchos de ellos provienen de familias con el modelo tradicional que no funcionaron y hoy están separadas. Tienen una percepción más flexible que otras generaciones sobre las estructuras familiares y aceptan diversas configuraciones, como familias monoparentales o del mismo sexo.
Incertidumbre laboral y económica. En muchos casos, vieron a sus padres enfrentarse a debacles económicas o a la angustia constante por mantener un empleo adaptándose rápidamente a los cambios. También vieron cómo esta situación afectaba la relación de sus padres y cómo les quitaba tiempo a sus padres para estar con ellos. Estas experiencias les hacen concluir, por ejemplo, en que es mejor no formar pareja o tener hijos sin estabilidad económica; o los bloquea para decidir cuál es la mejor manera de obtener sus recursos o qué estudiar, lo que hace que requieran más ayuda económica a sus padres que otras generaciones, por ejemplo.
Los que llegaron a la adultez temprana, enfrentan un mercado laboral difícil, con inestabilidad y la necesidad de adaptarse a trabajos más flexibles o precarios. Viviendo esta realidad, reciben desde las redes sociales - que son mucho de su realidad - mensajes acerca de la facilidad de obtener dinero rápido, de que no hacen falta estudios formales para triunfar, por ejemplo. Esto aumenta su insatisfacción y las dudas de que si están o no en el camino correcto.
Evolución o desadaptación, esa es la cuestión
Además de la generación Z, se suelen distinguir las siguientes generaciones del siglo XX y comienzos del XXI, descriptas por el sitio educativo Concepto.
Generación silenciosa (1928-1945). Se la llama así porque sus integrantes crecieron en un contexto de conformismo social en el que se evitaban las confrontaciones. Caracterizada por su fuerte sentido de la disciplina y la discreción, abarca actualmente el 3,5 % de la población mundial.
Baby boomers (1946-1964). Son llamados así debido al importante auge en las tasas de natalidad que protagonizaron. Vivieron grandes cambios sociales y políticos, y tienen un enfoque optimista y una fuerte ética de compromiso laboral. Representan actualmente el 15 % de la población mundial.
Generación X (1965-1980). También es llamada “la generación perdida”. Sus miembros presenciaron los grandes cambios del siglo XX y crecieron durante un período de avances tecnológicos y adaptaciones laborales, lo que los hace flexibles e independientes. En la actualidad, representa el 18,2 % de la población mundial.
Milenials (generación Y) (1981-1996). Es llamada así debido a que sus integrantes presenciaron el fin del siglo XX y del segundo milenio de la era actual. Es la primera generación que nació inmersa en la revolución tecnológica. Sus miembros se caracterizan por su habilidad para adaptarse a los cambios y las nuevas tecnologías y por buscar un equilibrio entre vida laboral y personal. Actualmente, constituye el 22,4 % de la población mundial.
Generación alfa (2013-actualidad). Se trata de la primera generación de personas que nacieron enteramente en el siglo XXI. Crecieron en un entorno de avances tecnológicos sin precedentes, con una gran familiaridad desde temprana edad con la inteligencia artificial y la tecnología digital. Abarca en la actualidad el 17,2 % de la población mundial.
Ubicados entre los milennials y la generación Alfa, los Z recibieron la ola más potente de la revolución tecnológica y se espera mucho de ellos. El misterio es si su acción va a marcar un paso de evolución.
La maldición de la adolescencia
Viene a cuento una idea de Agustín Laje en su libro " Generación idiota/ una crítica al adolescentrismo" : el " bagaje social " (marcar tendencias, establecer reglas, cancelar, crear modelos) que durante siglos estuvo en poder en los ancianos se encuentra en los adolescentes y jóvenes. Esta tendencia fue " descubierta" hace más de cuarenta años y fomentada por gigantes de la mercadotecnia, que empezaron a desarrollar productos para ellos, desde cosmética, entretenimiento, alimentos y todo lo que se les pudiera vender. Paulatinamente, el target de estos productos fue bajando su franja de edad y hoy es la generación Z y aún menor.
Ya sea por debilidad de las generaciones anteriores o avance caótico y desigual de su poder hoy son mayoría y manejan mejor lo virtual, con todos los pros y contras que esto puede tener.
¿Es la solución a todos los problemas de la generación Z alejarlos de lo virtual? No hay ningún estudio que lo demuestre, pero sí se sabe que la tecnología a toda hora y en todo lugar produce efecto adictivo, o sea cambios en la química cerebral y más aún en los chicos.
También hay miles de casos de niños y adolescentes que, contenidos por un tejido social fuerte, con amor, respeto y estabilidad emocional de sus cuidadores, se desarrollan sin problemas, accediendo a la tecnología en forma balanceada. Muchos especialistas en adolescencia proponen escucharlos sin dejar de guiarlos y protegerlos, sin confrontaciones: un trabajo día a día que vale la pena porque son el futuro.