DÍA MUNDIAL

Enfermedad de Parkinson, un desafío más allá de los temblores

En el 85% de los casos se desconoce la causa. Cuáles son las mejores opciones de tratamiento.

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En la enfermedad de Parkinson, las neuronas se degradan o mueren progresivamente. Estas células son las que producen neurotransmisores, sustancias mensajeras, como la dopamina y la norepinefrina; y al disminuir esto causa actividad cerebral irregular. Si bien la edad promedio de su aparición son los 70 años, también se puede presentar a los 50 o antes, en casos raros, en la infancia o la adolescencia.

El 11 de abril es el Día Mundial del Parkinson, que se simboliza con una cinta color plata. Numerosas organizaciones alrededor del planeta alertan que según estimaciones globales,  para 2040 la Enfermedad de Parkinson afectará a entre 12 y 17 millones de personas, lo que subraya la urgente necesidad de fortalecer el diagnóstico temprano y garantizar un tratamiento oportuno.

Un mal con mil caras

Todos identificamos el Parkinson con los temblores que comienzan en las manos o los dedos, en el pie o la mandíbula. Estos temblores habitualmente aparecen en reposo o bajo estrés y disminuyen al moverse. Sin embargo, los síntomas de la enfermedad de Parkinson varían según la persona. Los síntomas tempranos podrían ser leves y suelen aparecer en un lado del cuerpo, para luego afectar ambos; y generalmente peores de un lado que del otro. 

El Dr. Phillipe Salles, neurólogo del Centro de Trastornos del Movimiento y Clínica Universidad de Los Andes de Chile, subraya que los síntomas de la enfermedad no siempre coinciden entre los pacientes. “Aunque el temblor es uno de los signos más conocidos, solo alrededor del 50% de las personas diagnosticadas con Parkinson experimentan este signo como manifestación inicial, y aproximadamente el 20% nunca lo presentan. Esta variabilidad dificulta la identificación temprana, lo que puede retrasar la consulta médica”, indica.

Otros síntomas menos evidentes afectan la movilidad y el bienestar general: Se trata de la rigidez muscular y la lentitud de los movimientos, que pueden ser los predominantes en muchas personas. “Es fundamental entender que, en algunos casos, estos signos iniciales pueden ser sutiles, pero el neurólogo puede identificarlos en su evaluación. Por ello, es crucial acudir al especialista para una detección temprana y un tratamiento adecuado. Actuar en las primeras etapas de la enfermedad puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida”, explica el Dr. Salles.

Otros síntomas son problemas de equilibrio, de postura, pérdida de movimientos automáticos, cambios en el habla y en la escritura, e incluso signos no motores como mucho cansancio, problemas de memoria, problemas para dormir, trastornos en la micción, entre otros.

La causa, un misterio

El Dr. Camilo Contreras, neurocirujano del Hospital Nacional Guillermo Almenara de Perú, explica que el origen del Parkinson es multifactorial. “Aproximadamente el 15 % de los casos está relacionado con antecedentes familiares, mientras que en el 85 % restante no se identifica una causa específica, e incluso se ha observado que aspectos medioambientales, como la exposición a ciertas sustancias utilizadas en el control de plagas, podrían desempeñar un papel en su desarrollo. Esta complejidad en los factores causales dificulta la implementación de estrategias preventivas definitivas”, señala el especialista.

 

 

Las opciones para afrontarlo

Los especialistas coinciden en que el tratamiento del Parkinson debería incluir no solo lo farmacológico sino además terapias complementarias como fisioterapia, terapia ocupacional y apoyo psicológico. Este abordaje no solo mejora la calidad de vida y la movilidad del paciente, sino que también favorece su adaptación a la enfermedad. Además, el acompañamiento familiar es fundamental para garantizar la adherencia al tratamiento y enfrentar los desafíos diarios de manera efectiva.

Para el Dr. Carlos Alberto Ciraolo, jefe de la Sección de Neurocirugía Funcional del Hospital Italiano de Buenos Aires, y el Dr Diego Bauso, jefe de la sección de Movimientos Anormales y Parkinson del Hospital Italiano de Buenos Aires, aunque aún no exista una cura definitiva para la enfermedad, sí existen opciones para controlar sus síntomas y mejorar la calidad de vida. 

“El tratamiento farmacológico y la cirugía de neuromodulación, como la estimulación cerebral profunda (DBS, por sus siglas en inglés), una intervención mínimamente invasiva que regula el movimiento mediante impulsos eléctricos, son dos de las alternativas más efectivas para ralentizar la progresión de los síntomas”, explican Ciraolo y Bauso enfatizando en que este procedimiento debe ser indicado por el especialista, quien evalúa cada caso de manera individualizada.

 

Para conocer más sobre el Parkinson, su impacto y testimonios de pacientes que han accedido a un tratamiento oportuno, se puede consultar  https://parkinsonyyo.com/, una plataforma que recursos informativos para quienes enfrentan esta enfermedad.