Un brote de fiebre tifoidea detectado en vecinos de la localidad bonaerense de Ciudadela, en el conurbano, genera alarma. Según se informó que al menos diez personas fueron atendidas en distintos centros de salud porteños por síntomas compatibles con esta enfermedad infecciosa grave, causada por la bacteria del género Salmonella Typhi (S. Typhi), que suele transmitirse a través del agua o alimentos contaminados.
El brote fue reportado por las autoridades de salud en el último Boletín Epidemiológico Nacional, que detalló la aparición de un grupo de pacientes con cuadros febriles y gastrointestinales. La Gerencia de Epidemiología de la Ciudad informó que todos los afectados llegaron desde el municipio de Tres de Febrero, cercano a la Capital, y fueron atendidos entre "el 9 de marzo y el 22 de abril".
De los casos confirmados, dos fueron identificados por el Laboratorio Nacional de Referencia mediante el aislamiento de la bacteria Salmonella Typhi, y otros tres casos más resultaron positivos tras análisis fenogenotípicos. Del total de afectados, cuatro permanecen internados, mientras que el resto recibió tratamiento ambulatorio. “Además, se está investigando un caso asistido en un establecimiento privado de la Provincia, fallecido el 17 de abril, familiar de dos casos afectados”, detallaron en el informe.
Según los registros oficiales, el último brote confirmado de fiebre tifoidea en Argentina se remonta a 2004. Habitualmente, los casos detectados son esporádicos y de baja frecuencia, a partir de cultivos positivos que forman parte de la vigilancia nacional.
¿Por qué puede aparecer esta enfermedad, luego de tantos años?
Un dato clave que surgió en las primeras investigaciones que realizó el equipo de salud del municipio bonaerense es que durante las últimas semanas de enero y las primeras de febrero de este año, ambos edificios habrían sufrido un corte en la provisión de agua. “Por lo que se sospecha como posible fuente de contaminación el agua de consumo de los edificios, ya que ambos se abastecen de un mismo tanque, el cual es provisto con agua de pozo”, se consigna en el informe. El agua es uno de los más frecuentes reservorios de esta bacteria. Puede contaminarse con materia fecal de alguien que esté infectado.
Técnicos de bromatología y epidemiología del municipio en conjunto con integrantes del Instituto Biológico de La Plata y la Región Sanitaria VII recolectaron muestras de agua y de alimentos sospechados el 24 de abril pasado.
“Los resultados del análisis de las muestras estarán en 10 días aproximadamente. Nos permitirá confirmar si efectivamente la bacteria que se detectó en 10 personas se transmitió a partir del uso del tanque de agua que comparten los edificios en los que residen”, comentó la subsecretaria de Planificación Estratégica del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, Leticia Ceriani a Infobae.
La funcionaria detalló que las búsquedas activas de personas con la enfermedad aún continúan, ya que podría haber más afectados por la bacteria. “Como la incubación puede llegar hasta tres meses, podría haber más casos”, advirtió.
Las autoridades sanitarias instaron a los equipos médicos a mantener un nivel de alerta elevado ante posibles casos. Se recomendó “fortalecer la sospecha clínico-epidemiológica en personas que cumplan con la definición de caso y el diagnóstico oportuno”. Además, se pidió que tanto el sistema público como el privado intensifiquen la notificación de pacientes que presenten síntomas compatibles con fiebre tifoidea.
¿Cómo se identifica un caso sospechoso?
La definición clínica de sospecha incluye fiebre alta, superior a los 38 grados, sostenida durante al menos tres días y que puede estar acompañada por síntomas como diarrea, dolor abdominal, náuseas o constipación, sin una causa clara. En algunos casos se detectan manchas rosadas en el pecho o el abdomen. Ante estas señales, debe solicitarse un estudio de laboratorio para confirmar la presencia de S. Typhi o S. Paratyphi.
Cuando no se recibe tratamiento adecuado, puede derivar en complicaciones graves como perforaciones intestinales o infecciones generalizadas. La letalidad de la fiebre tifoidea varía entre el 1 al 10%. El tratamiento consiste en la administración de antibióticos específicos.
En caso de confirmación, se debe avanzar con la investigación epidemiológica y tomar medidas inmediatas para interrumpir la fuente de contagio. “Es importante que los pacientes tratados de forma ambulatoria completen el tratamiento antibiótico prescripto, y sean informados adecuadamente acerca de las medidas de prevención: lavado de manos después de ir al baño, no preparar ni servir alimentos a otras personas hasta obtener el alta”, destacaron.
Cómo se previene la fiebre tifoidea
- Utilizar agua segura para beber, cocinar, lavarse los dientes, lavar frutas y verduras, y limpiar utensilios.
- Si se utiliza agua de pozo, hervirla durante 2 a 3 minutos o desinfectarla con lavandina apta, según indicaciones de la ANMAT.
- Mantener en buen estado y limpiar con frecuencia los tanques y cisternas de agua.
- Usar cloro en el agua de las piletas hogareñas, evitar el ingreso de personas con síntomas gastrointestinales y controlar el uso de pañales en menores.
- Lavarse las manos con agua y jabón después de ir al baño, cambiar pañales o manipular alimentos.
- Lavar bien las frutas y verduras, especialmente si se consumen crudas, y desinfectarlas con una solución de agua segura y lavandina en la proporción adecuada (según el tipo de producto utilizado).
- Comprar alimentos listos para el consumo en comercios habilitados y extremar la higiene al manipularlos, ya que no se cocinan antes de ingerirse.