PALABRA DE ESPECIALISTA

Piel sensible en invierno: cómo cuidarla y lo que se debe evitar

Esta condición no es sinónimo de piel seca, sino que puede afectar también a las pieles mixtas o grasas, con síntomas como descamación, tirantez y enrojecimiento. Los activos que se recomiendan y los que pueden empeorarla. Por la Dra. María Fernanda Lasa (MN 82066), dermatóloga.

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La piel sensible no es "un tipo de piel", sino una condición que puede afectar tanto a pieles secas, como mixtas o grasas. Durante el invierno, la piel sensible suele volverse aún más vulnerable. El aire frío, seco y el viento alteran la barrera cutánea —la capa externa que protege frente a agresores ambientales— y disminuyen la cantidad de lípidos naturales que retienen la humedad. Además, la calefacción en ambientes cerrados agrava la deshidratación, generando un entorno hostil para la piel.

Como resultado, se intensifican síntomas como:
• Tirantez
• Enrojecimiento (especialmente en mejillas y nariz)
• Ardor, picazón
• Descamación, textura áspera
• En casos más marcados, incluso pequeñas fisuras o grietas

Estos síntomas no solo afectan la estética, sino también la calidad de vida, ya que la piel puede volverse reactiva incluso al agua o al roce suave de una prenda. Es clave entender que

¿Qué ingredientes deben evitarse en los productos de cuidado facial para piel sensible en invierno?

Una piel sensible necesita fórmulas dermatológicamente testadas y bien toleradas. Durante el invierno, cuando la barrera cutánea está más comprometida, es aún más importante evitar ingredientes potencialmente irritantes o sensibilizantes. Algunos de los más comunes son:
• Alcohol denat o etanol, que puede secar e irritar
• Fragancias (tanto sintéticas como naturales), muy frecuentes en cosméticos y perfumes
• Exfoliantes físicos agresivos (scrubs con partículas grandes o rugosas)
• Ácidos exfoliantes en altas concentraciones, como el ácido glicólico o salicílico
• Lauril sulfato de sodio (SLS), presente en muchos limpiadores espumosos
• Aceites esenciales como los de lavanda, cítricos o menta, que, aunque “naturales” pueden ser irritantes

Es fundamental destacar que muchos productos de venta libre contienen ingredientes innecesarios o mal tolerados por pieles sensibles. Utilizar cosméticos desarrollados bajo control dermatológico garantiza mayor seguridad y eficacia. Los dermatólogos conocen la fisiología de la piel y pueden indicar principios activos bien tolerados, concentraciones seguras y fórmulas adaptadas a cada necesidad. Una consulta médica permite evitar la prueba y error, minimizando reacciones adversas y optimizando los resultados.

¿Cuál sería la rutina de cuidados de una piel sensible?

Una buena rutina no tiene que ser extensa, sino coherente, suave y constante. El objetivo principal es preservar la función barrera, evitar irritaciones y reforzar la hidratación.

Por la mañana:

Limpieza suave con un limpiador sin jabón ni sulfatos, que respete el pH fisiológico

Hidratación con cremas que contengan ceramidas, niacinamida o ácido hialurónico

Protector solar de amplio espectro (FPS 30 mínimo), preferentemente con filtros físicos

Por la noche:

Limpieza igual que por la mañana

Sérum o tratamiento calmante (con alantoína, pantenol)

Hidratación más nutritiva (por ejemplo, con manteca de karité o aceites vegetales suaves)

También es clave evitar duchas muy calientes, no frotar la piel con toallas, y usar humidificadores si el ambiente está muy seco. Además, los productos dermatológicos están formulados con estudios clínicos que respaldan su tolerancia en pieles reactivas. No se trata solo de elegir productos “suaves”, sino de utilizar activos eficaces y seguros, prescritos por un dermatólogo. Cada piel es distinta, y lo que funciona para una persona puede ser irritante para otra.

¿Por qué el protector solar sigue siendo fundamental en invierno?

Muchas personas asocian el uso del protector solar exclusivamente al verano, pero esto es un error. Los rayos UVA, responsables del envejecimiento prematuro y del daño celular, están presentes todo el año, incluso en días nublados o fríos. Atraviesan las nubes y el vidrio, por lo que seguimos expuestos aunque no sintamos calor.

Además, la nieve y el hielo reflejan hasta el 80% de la radiación solar, aumentando significativamente la exposición, especialmente en zonas de montaña. En pieles sensibles, esta radiación puede agravar el enrojecimiento, activar rosácea o desencadenar reacciones fotoalérgicas.

Usar protector solar en invierno ayuda a preservar la salud de la piel, prevenir manchas y reducir brotes inflamatorios. Los dermatólogos pueden indicar productos específicamente formulados para pieles sensibles, sin fragancia, no comedogénicos, y con activos calmantes e hidratantes, asegurando así una buena tolerancia y eficacia.

Por la Dra. María Fernanda Lasa (MN 82066), dermatóloga asesora de mesoestetic®