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Luisa Albinoni emocionó en PH al hablar de su hija adoptada y de su trabajo para poder relacionarla con sus hermanos

La actriz habló de Verónica y de uno de los hermanos de ella, al que también quiso adoptar. Lo tuvo en su casa, pero se volvió al hogar. "Yo sentí que había fracasado como mamá”.

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Luisa Albinoni fue una de las invitadas que tuvo Andy Kusnetzoff en PH: Podemos hablar. De gran participación, siempre con su sonrisa, cambió su semblante cuando el conductor dijo que pasen al punto de encuentro los que aprendieron algo importante de sus hijos.

Luisa habló de su hija Verónica, que hoy tiene 16 años y a quien adoptó cuando era chiquita. Y también del hermano de ella, al que intentó llevar a su casa el día que dio ese paso, para no separarlo, pero finalmente no se dio. Si bien los llevó a los dos, él decidió regresar al hogar en el que se encontraba.

“Mi hija es lo más lindo que tengo, es un ser maravillo de luz que trajo toda la alegría de mi vida. Es mi motor. Con ella estoy aprendiendo a ser paciente, a escuchar. Ella me dice ‘tenés que solar’, pero yo soy más…y no la quiero soltar. Pero bueno, hay que soltarla porque hay prepararse para la vida”, empezó la actriz.

A continuación, agregó: “Ella me enseñó lo que es la independencia de lo que es madre e hija. No como bloque. Aprendí también que no me pertenece, que es mi hija, pero que es un ser único e irrepetible, y que yo no puedo manejarla. Me enseñó un montón de cosas y ya de grande, porque pude ser mamá a los 62 años”

Enseguida Andy le preguntó por la historia de la adopción y del empeño que le puso ella para que no pierda contacto con sus  hermanos: “Eran cinco hermanos y cuando llegué, ya había una pareja que había adoptado a tres y quedaban dos, que los separaban. Pero bueno, yo los conocí a todos porque soy madrina de ese hogar, y saben que las puertas de casa están abiertas para cuando quieran venir”.

El conductor le preguntó si era verdad que con un hermano de ella se sigue hablando, y le respondió: Si, porque cuando el juez me da la guarda, voy al hogar, ella se sienta en mi falda y me dice ‘ese es mi otro hermanito, y se queda acá’. Fue una puñalada. ¿Cómo que se queda uno? Hablé con Su Señoría, con mi familia, y me lo traje a los dos”.

Luego, habló del momento de la adopción y de porque el varón no se quedó con ellas. “Él no se adaptó. No quería que sea su mamá. El volvió, era feliz ahí. Con todo el dolor del alma porque yo sentí que había fracasado como mamá”.

“Hace dos años o tres me habló para agradecerme todo lo que hacía por su hermana. Me dio una gran satisfacción saber que estaba por un buen camino. Nos enteramos que tiene pareja, que tiene un hijo y que mi nena es tía. Es una felicidad tan grande, que quisiera que con los demás pase lo mismo”, finalizó.